El dilema de la arquitectura financiera mundial

El dilema de la arquitectura financiera mundial

En la reciente reunión del G-20 que acaba de concluir en Londres se evidenciaron las diferentes concepciones y percepciones con que el liderazgo de varias de las más grandes potencias enfrentan el peor desafío económico en una centuria.

Alemania y Francia insistieron en la urgencia de rediseñar el sistema financiero internacional de manera que su funcionamiento impida que pueda volverse a expresar un estallido como el que, en estos momentos, ha resquebrajado al sistema económico global.

Quizás esas y otras potencias europeas han creído llegado el momento de pasar factura a un dilema histórico, de casi setenta años.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos convocaron a una conferencia internacional para establecer un sistema financiero mundial. Se celebró en un pueblito en las afueras de Washington que desde entonces ha dado nombre al sistema que allí nació: Bretón Woods. Sus principales expresiones fueron la creación del Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco Mundial – primeras instituciones globales de carácter económico  financiero – y el funcionamiento del mismo basado en el uso del dólar. Europa aspiraba a otra cosa; a la creación de una moneda internacional, pero había quedado devastada por la Guerra y no tuvo mas opción que plegarse a la propuesta norteamericana. Tan necesitada estaba, además, de los recursos frescos que solo podía aportar la economía estadounidense.

John M. Keynes, Jefe de la delegación inglesa y artífice de la propuesta europea – y en mi opinión el economista más brillante del Siglo XX – advirtió que se creaba un sistema que estaba destinado al fracaso porque un esquema financiero internacional, alertaba, no podía funcionar de manera duradera sobre la base de una moneda nacional: el dólar.

Menos de un tercio de siglo después la vida le dio la razón, cuando el Gobierno de Nixon se vio forzado a devaluar el dólar y declarar la inconvertibilidad del mismo en oro: elementos esenciales de sustentación de la fortaleza del dólar. No obstante, hasta ahora se mantuvo como la moneda rey. Difícilmente pueda lograr mantener todo el espacio que ha ocupado hasta ahora y tenga que empezar a ceder privilegios ante el empuje del EURO y el creciente peso de nuevas economías.

Hasta ahora, los EE.UU. han propuesto a un norteamericano para dirigir el Banco Mundial y Europa a uno de su continente para encabezar el FMI. También difícilmente eso se pueda mantener sin variación a partir de esta crisis.

La tremenda debacle económica que ha ennegrecido el horizonte tuvo su origen en el sector financiero. En consecuencia, ni Wall Street – el gran centro financiero – ni las instituciones financieras globales pueden eludir su responsabilidad. ¿Dónde estaban? ¿Qué hacían?

Tenemos que seguir con el tema.

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