El dilema de la patria

El dilema de la patria

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Superado el opaco proceso electoral del martes pasado, en que se pudo lograr que el Congreso y los municipios presenten una cara distinta a la avalancha blanca que los arropó durante los pasados cuatro años, queda por delante el gran dilema de la Patria. Es un gran dilema donde se jugará el futuro de la Patria, en su economía y en su institucionalidad, cuando el país tenga que abrirse inexorablemente, sin más dilaciones, ni excusas, ni pretextos, al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y  América Central, CAFTA-DR.

A tan solo unos 45 días para el inicio de tan importante acuerdo, perturbador del ancestral aislamiento de la República al exterior, el empresariado y gobierno no están preparados para tan trascendental paso de avance en la unificación de mercados y de economías, por lo que va a ser un proceso traumático y perturbador de las actividades empresariales.

La eliminación obligada de la Comisión Cambiaria, que tantos ingresos le produjo al fisco, así como la aprobación de reglamentos y leyes que no se conocía en el país debido a que era conveniente ignorarlas y mantenernos como chivos sin ley, en cuanto a los derechos de autor y de propiedad privada, por tan sólo mencionar algunos de los casos, el empresariado quedará afectado por una feroz competencia de productos de mejor calidad y más baratos, tal como ocurrió en días recientes con la introducción de leche costarricense, que en pequeñas cantidades hizo tambalear el protegido mercado de la leche criolla.

Indudablemente el Tratado de Libre Comercio modificará por completo al tradicional empresario criollo, que no sólo se ve afectado por el afán de lucro, que tan solo aspiran a recuperar lo invertido en menos de cinco años de operaciones, con la obtención del máximo beneficio, sino que están acosados por el fisco, seguridad social y por una energía muy cara y deficiente. Esto ha obligado a los productores a poseer sus propios turbogeneradores para rendir un servicio de producir, a altos costos, mercancías que estarán fuera de competencia frente a los productos norteamericanos y centroamericanos.

Afortunadamente el país posee marcas líderes en ciertas áreas, que están bien posicionadas en el extranjero y que son el orgullo dominicano tales como la cerveza, el ron, el cemento, el acero de construcción, salsa de tomate, guandules, etc. mientras otros como el aguacate y el mango van lentamente penetrando en mercados regionales norteamericanos con buen pie. Dependerá de la perseverancia del productor nacional para establecerse como abastecedor confiable en un exigente mercado que se resiente cuando se les falla y buscan nuevos lugares de suministro.

La gran experiencia que posee el país, con sus exitosas operaciones de zona franca, que por más de 25 años ha sido el sostén de un amplio sector de la población, por los miles de puestos de trabajo que han garantizado el sostenimiento del sector poblacional de más bajo ingreso. Las inversiones de un empresariado nativo y extranjero en empresas de zona franca han contribuido a crear una clase artesanal bien preparada y competente, que ahora con el CAFTA-DR tienen una mayor ventaja sobre sus similares de los nuevos socios comerciales de América Central.

El lastre empresarial dominicano es su formación de años de haber nacido sobreprotegidos en una forma, aún cuando por el otro lado han recibido los embates fiscales de los diversos orígenes, aparte de un deficiente y costoso servicio energético, pero existía la compensación, y grande, de una enorme evasión fiscal que se ocultaba por los gritos desesperados de un empresariado cuando recibían el acoso gubernamental buscando más recursos. Ahora tal cosa cambiará y obligará a que el fisco sea más prudente y racional en sus exigencias de pagos de impuestos para no hundir definitivamente al empresario criollo. Este deberá abandonar o limitar sus grandes exhibiciones de ostentación con lujosas residencias en áreas exclusivas, vehículos por igual mientras evaden impuestos, o gritan por la competencia foránea que les está obligando a cerrar sus empresas por culpa de la entrada en vigencia del CAFTA-DR.

En definitiva, estamos en el umbral de una transformación empresarial de gran envergadura; muchos sufrirán los cataclismos de una nueva visión comercial. Eso obligará a que el país se incline definitivamente hacia el sector de servicio, que tan competente se ha mostrado, en donde el turismo y las remesas fortalecen una economía que tendría tiempo para consolidar su producción agropecuaria, en donde el arroz desaparecerá en sus grandes plantaciones para cederlas a otros cultivos más rentables como las frutas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas