El dinero que entrega  el BCE a los bancos no llega  a la economía  pues lo devuelven

El dinero que entrega  el BCE a los bancos no llega  a la economía  pues lo devuelven

Madrid. El dinero que está entregando el  Banco Central Europeo (BCE) a los bancos no está llegando a la economía.

La semana pasada, la institución presidida por Mario Draghi suministró al sector financiero 489.200 millones de euros, la mayor inyección que ha proporcionado nunca, mediante un préstamo a tres años, la operación a más largo plazo de su historia.

Su pretensión, confesada el 8 de diciembre, era doble: por un lado, “asegurar el acceso a liquidez de la banca”; y por otro, “apoyar la provisión de crédito a los hogares y las empresas”; pero según una publicación del periódico El Economista, lo primero lo ha conseguido, pero para lo segundo tendrá que esperar.

Según los datos conocidos en los dos últimos días, los bancos han devuelto la mayor parte de esa cantidad al BCE.

La publicación explica que lo hacen a través de la facilidad de depósito de la institución, un mecanismo en el que la banca puede aparcar su dinero durante 24 horas.

Si el viernes habían batido todos los registros al depositar 411.813 millones de euros, este martes, según las cifras difundidas el lunes,  fueron aún más lejos al aparcar en ese recurso 452.034 millones de euros. “Nunca antes, ni tras la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 ni después del rescate de Grecia en la primavera de 2010, el sector había metido tanto dinero en esa cuenta”, expresa la publicación de El Economista.

Esto ocurre a pesar de que los bancos pierden dinero con esta maniobra, puesto que en la actualidad el BCE sólo remunera el dinero que recibe en la facilidad de depósito al 0,25%, cuando lo presta al 1% -o incluso al 1,75% en la facilidad marginal de crédito-. Pero, en medio de la desconfianza imperante en el sector bancario y la economía, la banca prefiere tomar todo el dinero que puede en la barra libre de financiación del BCE y atesorarlo, aunque gane así menos dinero, antes que exponerse a prestarlo, un negocio que le reportaría más réditos, pero que también soporta más riesgos.

Por tanto, la histórica apelación a la facilidad de depósito confirma los presagios de los expertos. “Creemos que el impacto [del préstamo a 3 años del BCE] sobre la deuda soberana y el crédito será reducido”, vaticinaban desde Banco Sabadell para valorar esa operación y las consecuencias que podría deparar.

Entonces, ¿para qué tomaron prestado tanto dinero los bancos la semana pasada si ahora no le sacan rendimiento? Para cubrirse las espaldas.

“Desde nuestro punto de vista, los bancos prefinanciaron los vencimientos de deuda que deben afrontar en 2012”, precisan al respecto los expertos de Barclays.

No basta inyectar dinero

La masiva afluencia a la facilidad de depósito certifica que, en la coyuntura actual de la zona del euro, la política monetaria del BCE es precisa para evitar males mayores, como un colapso de crédito al estilo del sufrido tras la caída de Lehman, pero no basta para aliviar todos los problemas, puesto que sus esfuerzos no se canalizan hacia las empresas y los hogares, indica la publicación de El Economista.

Además, constata cuánto han cambiado las circunstancias en los cauces financieros. Antes del estallido de la crisis en 2007, las entidades apenas empleaban la facilidad de depósito. ¿Cómo iban a usarla si la institución monetaria remunera esos depósitos con un interés inferior al que se encuentra el precio oficial del dinero?

Dicho de otro modo -agrega la publicación del periódico El Economista-, se diseñó para ofrecer a los bancos un último recurso al que acudir para rentabilizar su dinero en caso de encontrarse en un momento puntual con más liquidez de la habitual. Su vocación fundacional no era, por tanto, atraer liquidez de forma masiva; al fin y al cabo, el BCE no presta dinero a la banca para que luego ésta lo estacione en la facilidad de depósito, sino para que lo haga circular por el mercado interbancario, la plataforma de financiación mayorista en la que unas entidades prestan dinero a otras, y por la economía real.

Pero esto era lo que ocurría antes de la crisis, cuando la maquinaria financiera funcionaba a pleno rendimiento. Ya desde el verano de 2007, pero sobre todo desde septiembre de 2008, ese engranaje dejó de funcionar. Y entre las consecuencias de su avería figura que la banca ha disparado la utilización de la facilidad de depósito.

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