El Dios jugador y sus razones

El Dios jugador y sus razones

POR GUIDO RIGGIO POU
El descubrimiento o la revelación – como calificarla se quiera- de la opinada fórmula para la erradicación del Sida anunciada  por el  psiquiatra José Ramón Báez Acosta,  más  que  un reto científico, ha  planteado un reto teológico para todo ser pensante, para la fe y para la ciencia, para nuestra sociedad dominicana.

Afirma el Doctor Acosta que la fórmula de marras le fue “revelada por Dios”, por lo que su aparición no obedeció a un proceso científico ,antecedido  debidamente  de experimentos ordenados y controlados; ni tampoco fue el  resultado del encuentro casual  del investigador con la receta salvadora durante  arduas horas de trabajo, sino que fue un acto sublime y voluntario de revelación gratuita de Dios para con los hombres.

Con su confesión , el doctor Acosta nos ha presentado magistralmente la imagen de  un Dios  que, evidentemente angustiado por el dolor que su  milenaria creación tristemente  nos  ha brindado ,ha decidido poner fin a su última  y terrible creación con la que nos azota  , el SIDA.

El hecho parece indicarle  a nuestra razón humana – que es ciertamente de creación divina-  que Dios   sumido en tristeza,  arrepentido de corazón, se ha apiadado de nosotros y  ha decidido librarnos de tan cruel y  ‘merecido’ sufrimiento.

El psiquiatra -y esto pudo haber surgido de un absurdo estado mental conflictivo urdido en un imposible anhelo de  mezclar la ciencia con la fe- nos dice que Dios lo ha usado a él para traer el  esperado alivio a todos los seres que   por alguna razón, para nosotros desconocida, sufren la terrible enfermedad que un Dios, ya arrepentido, ha decidido erradicar.

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