Washington. El director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el brasileño Jarbas Barbosa, asegura que el 90 % de muertes por dengue (casi 7.000 este 2024 en América Latina y el Caribe, que vive la peor epidemia del virus en décadas) son evitables.
En lo que va de año se han detectado en el continente más de 11,8 millones de casos de dengue, de los cuales 6.838 han terminado en muerte, unas cifras epidémicas que, a tres meses de que termine el año, prácticamente triplican las ya elevadas de 2023.
“Las muertes por dengue pueden ser evitadas casi en un 90 % si los profesionales de salud están entrenados para identificar rápidamente los signos y síntomas”, dice Barbosa en una entrevista con EFE.
El fortalecimiento de la atención primaria, básico para combatir los casos graves de dengue, transmitido por el mosquito Aedes aegypti, es uno de los temas a tratar esta semana durante el 61 Consejo Directivo de la OPS, al que asisten los ministros de Salud de la región.
Barbosa participará este lunes en la apertura del evento, en Washington, al que también asiste el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
La explosión en casos de dengue, la gran mayoría en Brasil, con 9,6 millones, seguida por Argentina (575.000) y México (288.000), se explica por una combinación de factores que incluye el cambio climático, El Niño o la rápida urbanización sin una infraestructura adecuada de saneamiento de agua o gestión de residuos.
“Es un mosquito que tiene una capacidad de adaptación tremenda. El mosquito hoy está en lugares más fríos y más altos que nunca”, señala Barbosa para explicar los datos registrados este año.
Estrategias contra el dengue
Brasil empezó este 2024 una esperanzadora campaña de vacunación, pero el hecho de que requiera dos dosis y que no tenga suficientes para inmunizar a un gran número de personas hace que “no sea una vacuna buena para interrumpir un brote”, lamenta Barbosa.
“Sin tener una vacuna que tenga una producción amplia, que sea una vacuna de una dosis y que tenga una efectividad muy elevada para todos los cuatro serotipos al mismo tiempo, vamos a convivir con brotes de dengue quizás por algunos años”, dice.
Mientras se trabaja para lograr esa vacuna, quizás el año próximo, la OPS está poniendo sus esfuerzos, por un lado, en la capacitación del personal sanitario para la prevención de muertes mediante la rápida identificación de los síntomas.
Por el otro, el control del vector, con inspecciones casa por casa en las zonas más afectadas para eliminar los criaderos del mosquito, que además de dengue también puede transmitir zika, chikunguña o la fiebre amarilla.
A la vez que lidia con la epidemia de dengue, la OPS también está lidiando estos últimos meses con un aumento de casos de la fiebre Oropouche provocado por la picadura de jejenes infectados.
A principios de septiembre había casi 10.000 casos detectados, en su mayoría también en Brasil, y por primera vez, que se sepa, con dos muertes asociadas y una transmisión vertical de madre a feto.
Barbosa explica que la fiebre Oropouche, entre las enfermedades transmitidas por vectores, nunca se consideró una prioridad ya que producía casos leves.
“Pero tenemos ahora una situación de preocupación que estamos investigando (…) no sabemos si es un cambio o no”, añade.
Durante las reuniones de esta semana en Washington, la OPS también tiene en agenda temas como la prevención de enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares, cáncer o diabetes, el acceso a los medicamentos o la transformación digital de la salud.