El discurso

<p>El discurso</p>

En su comparecencia ante la asamblea conjunta de las cámaras legislativas para rendir cuentas sobre el desempeño de su gestión en el año 2006, el Presidente Leonel Fernández volvió a exhibir el crecimiento de la economía como una de sus mejores preseas.

Su discurso estuvo orientado en dos direcciones fundamentales, una en el sentido institucional para satisfacer el requisito de presentar memorias sobre el estado de la nación y,  por otro lado, aprovechó el escenario para refutar las críticas del adversario político, tanto el que articula dentro de su propio partido como el que hace otro tanto en la periferia opositora.

De nuevo, habló al país un Presidente optimista, entusiasmado con los resultados de su gestión y confiado en los efectos para el porvenir. Con ese optimismo tocó, por ejemplo, el drama del colapso de las zonas francas especializadas en textiles y los esfuerzos que hace su administración para superarlo. La aparente inminencia de la entrada al DR-CAFTA y planes para incrementar el valor agregado en la industria textil encabezan la panacea de solución expuesta por el Presidente.

-II-

También expuso planes importantes en el aspecto social, fundamentalmente el incremento de irrisorias pensiones asignadas a personas de edad avanzada, la nueva etapa de la seguridad social con la próxima vigencia del Seguro Familiar de Salud y los alcances de los planes sociales contra la pobreza.

El Presidente presentó, con el mismo optimismo, los logros en la gestión por mejorar el suministro de energía eléctrica y los planes para la regulación y organización del siempre caótico sistema de transporte. Se reafirmó en esa pieza la intención de concluir el criticado Metro de Santo Domingo y estrenarlo el 27 de febrero del próximo año.

Por otra parte, el Presidente expuso argumentos y cifras para desmontar la percepción de que la criminalidad ha repuntado, aumentando la inseguridad, y proclamó el resuelto apoyo a los planes puestos en marcha, como Barrio Seguro, para cerrarle el paso a la delincuencia.

Esos y otros aspectos constituyeron el fuerte del discurso de un Presidente entusiasta y confiado en que está haciendo lo correcto. Como siempre, ahora la pieza queda a merced de defensores y críticos de la fauna política.

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