Washington, EE.UU. El presidente Barack Obama defiende este miércoles el acuerdo sobre el programa nuclear iraní en el mismo lugar en el que su predecesor John F. Kennedy pronunció, en plena Guerra Fría, un discurso militante en favor del fin de los ensayos nucleares.
El 10 de junio de 1963, John F. Kennedy pronunció un discurso ante la American University de Washington, en medio de las tensiones con la Unión Soviética. La crisis de los misiles de Cuba había llevado a los dos bloques al borde de la guerra nuclear en octubre de 1962.
El joven presidente estadounidense, que sería asesinado cinco meses más tarde, inició su discurso exponiendo una visión de la paz en el mundo. Según él, Estados Unidos no debe buscar «una paz estadounidense impuesta en el mundo por las armas norteamericanas». «La guerra total es absurda en una época en la que las grandes potencias pueden tener importantes fuerzas nucleares casi invulnerables y negarse a capitular sin recurrir a ellas», declaró Kennedy.
Para apoyar la idea de que eran necesarias las negociaciones sobre desarme, John F. Kennedy argumentó que los dos bloques compartían intereses.
«Nuestro punto común fundamental es que todos vivimos en este pequeño planeta. Respiramos el mismo aire.
Queremos el futuro de nuestros hijos. Y todos somos mortales», destacó entonces el presidente. Señal de la importancia del mensaje, los dirigentes soviéticos autorizaron la traducción al ruso de casi todo el discurso, recuerda la American University en su sitio de internet.
En su discurso, John F. Kennedy expuso propuestas que se convirtieron en históricas. Al comienzo mismo anunció que había decidido «iniciar pronto discusiones al más alto nivel en Moscú para examinar la posibilidad de un acuerdo global para detener los ensayos nucleares». Luego fue más explícito y declaró como prueba de buena fe: «Hoy declaro que Estados Unidos propone no realizar más ensayos nucleares en la atmósfera con la condición de que otros Estados se comprometan a lo mismo».
Esas propuestas desembocaron en agosto de 1963 en la firma en Moscú del Tratado de Prohibición Parcial de los Ensayos Nucleares, que preveía el fin de esos ensayos en la atmósfera, en el espacio y submarinos.