El discurso de Danilo y el ajedrez político dominicano de 2020

El discurso de Danilo y el ajedrez político dominicano de 2020

Tirso Mejía-Ricart

El discurso del presidente Danilo Medina pronunciado el pasado lunes, en el que dejó entender que no optará por un tercer período presidencial consecutivo, ayuda a aclarar el panorama para las elecciones del 2020.
Fiel a su forma de pronunciarse sobre temas políticamente sensibles, de decir verdades a medias o pocos sinceras, Danilo solo dejó en claro dos intenciones: mantenerse como figura central dentro del PLD y la vida nacional, y su rechazo a ceder espacio político a Leonel Fernández.
Por supuesto que como él mismo confesó, abandonó su intención de tratar de reelegirse (porque los números no le daban a pesar de su disposición de “compensar” con dinero de origen dudoso por los 27 votos que le faltaban para pasar la reforma constitucional) y la ciudadanía lo rechazaba: partidos políticos, organizaciones cívicas y hasta dos miembros de su gabinete, con manifestaciones multitudinarias, en Santo Domingo y Santiago, desafiando un cerco militar del Congreso, solo equiparable al establecido por el dictador Pedro Santana en 1844 para imponer su nefasto artículo 210 en la primera Constitución.
Frente a esa situación, la llamada del Secretario de Estado norteamericano pudo influir algo, pero no fue fundamental, porque Trump está concentrado a la hora actual en alcanzar su reelección y ya tiene suficientes problemas en el Caribe para entrar en otros conflictos.
En el ajedrez político del 2020 está claro que el aporte electoral del PRD de Miguel Vargas, será insignificante, aunque se desliga como acostumbra y pase a apoyar nuevamente al candidato del PLD; el PRSC, ya sin la posibilidad de tener a Leonel Fernández para engrosar sus votos, está dividido en 4, sus dirigentes solo pueden aspirar como en el 2016 a obtener candidaturas tanto en el PRM como en el PLD, y no hay otro partido que tenga votos de consideración para ser opción de poder en el 2020.
En esas condiciones, lo único que falta por definir es la candidatura presidencial del PLD. Es difícil que Danilo pretenda esperar hasta última hora a que “las masas” y grandes empresarios le “reclamen” que convoque a una legislatura extraordinaria para hacer pasar una ley de convocatoria a la Asamblea Nacional, confiando con que los anti reeleccionistas bajen la guardia, o pretendan imponer una reforma constitucional que lo habiliten para optar para el año 2024.
Leonel está marcado por el mismo nefasto continuismo; así como de patrocinar la corrupción a gran escala, la impunidad a todos los niveles, la inseguridad colectiva y la falta de futuro para la juventud, las mujeres, los pobres y los municipios del interior.
Todo proyecto para reformar la Constitución, antes de la toma de posesión de un nuevo gobierno, es una trampa. Las elecciones municipales deben ser a dos años de las nacionales, para fortalecer la independencia de los poderes locales, pero ahora deben mantenerse como está en la Constitución.
Esa es la situación que hay que definir, pues las diferencias entre Hipólito y Luis son solo de forma, además de que la dirección colegiada del Partido entre José Paliza y Carolina Mejía, permiten garantizar una elección interna sin traumas para sacar al PLD del poder en el año 2020 a la cabeza de una gran coalición.

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