El discurso de Juan Bosch y Miguel Vargas

El discurso de Juan Bosch y Miguel Vargas

MIGUEL RAMÓN BONA RIVERA
En un reciente discurso el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, prometió como parte de su programa de gobierno la realización de un plan de reactivación económica a través de la reducción del Impuesto Sobre la Renta a las empresas del 25 al 15% para que estas puedan expandirse; además de otras exenciones impositivas para aquellas empresas contratantes de jóvenes de primer empleo. Prometió también realizar inversiones del orden de los 7,500 millones de pesos en un plan de viviendas.

A esto el gobierno ha respondido con duras críticas y descalificaciones.

Temístocles Montás, jefe del equipo económico del gobierno, calificó de demagogo y electorero el discurso del candidato presidencial perredeísta, ya que el mismo ofrece una fuerte disminución de los ingresos del gobierno a través de la reducción de la tasa del ISR, mientras por otro lado promete incrementar los gastos de capital con un amplio programa de inversiones públicas en viviendas.

Todo esto nos hizo rememorar el discurso del profesor Bosch pronunciado ante la Cámara Americana de Comercio, el miércoles 4 de abril de 1990, siendo a la sazón candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana. Suponemos que el PLD conserva en sus archivos dicho discurso.

En aquella ocasión, ante un abarrotado auditorio en el hotel Lina, al iniciar su exposición el profesor Bosch advirtió que había optado porque su conferencia fuera previamente escrita, para evitar «que la improvisación diera lugar a malas interpretaciones o dudas acerca de lo que iba a decir».

Y a seguidas don Juan pasó a leer su conferencia en la que de entrada prometió que de ganar las elecciones rebajaría significativamente los impuestos sobre el comercio exterior (importaciones y exportaciones). Los impuestos sobre los ingresos, disminuyendo la tasa máxima del Impuesto Sobre la Renta a las personas físicas. Y también la carga impositiva a las empresas, «eliminando la progresividad de la imposición a la renta de estas, y haciéndola proporcional».

Continuó, garantizando que aumentaría el gasto público en educación al doble del existente en ese momento.

Dijo que su gobierno dotaría de alcantarillado sanitario y pluvial a los principales centros urbanos del país, y para enfrentar el déficit de viviendas realizaría una serie de proyectos urbanísticos específicos.

Agregó que su gobierno desarrollaría un extenso plan de reforestación, principalmente en las áreas por donde pasan los ríos.

Dijo igualmente que su gobierno vendería todas las empresas de CORDE. Que detendría de inmediato la emisión de dinero sin respaldo por parte del Banco Central. Que eliminaría los atrasos en el pago de la deuda externa. Y que una de las principales tareas de su gobierno sería resolver la crisis de generación de energía eléctrica.

Sentenció que en el país existía un mayúsculo desorden social y moral que se traducía en delincuencia, drogadicción y desintegración de la familia.

Pero aseguró que una vez en el poder, el Partido de la Liberación Dominicana cambiaría todo ese cuadro reorientando al país, ya que su programa contenía todos los elementos necesarios para solucionar los grandes problemas del pueblo dominicano.

Finalmente reiteró que era marxista pero que fomentaría el capitalismo y consultaría todas las decisiones de su gobierno con los sectores empresariales afectados, al tiempo de señalar que su gobierno estaría firmemente comprometido en la defensa de los intereses de los pobres.

¡Verdaderas maravillas!

Como se ve, el ingeniero Vargas Maldonado no es el primer candidato que promete al país rebajar sustancialmente los impuestos si es favorecido con el voto mayoritario del electorado.

Bosch hizo lo mismo en su momento, ofertando además un sinnúmero de realizaciones que requerían enormes recursos económicos para su ejecución.

¿Es posible lograrlo?

En teoría una reducción significativa de los impuestos como estímulo a las actividades productivas redunda en un mayor crecimiento de estas. Como consecuencia, el aumento en la actividad económica y en el empleo se traduce a mediano plazo en un incremento de las recaudaciones fiscales.

La política impositiva del actual régimen, por el contrario, ha sido de una voracidad sin precedentes, imponiendo cargas tributarias a veces innecesarias. En 37 meses completos, del 1ro. de septiembre del 2004 al 30 de septiembre del 2007, el gobierno de Leonel Fernández ha recaudado la inimaginable suma de Quinientos Mil Millones de pesos por concepto de impuestos, extraídos de los bolsillos de los ciudadanos.

Tiene tanto dinero el gobierno, que desistió de incrementar el impuesto a las placas, (mil millones de pesos adicionales), cuando vió que las encuestas acusaban un sensible descenso de la popularidad.

Pero si se reelige, la política expoliadora de cobrar cada vez mas impuestos se acentuará con creces.

Por su parte, Amable Aristy Castro ha prometido igualmente que de alcanzar la presidencia rebajará de manera ostensible la pesada carga de los impuestos.

Y los intentos desconsiderados de Leonel Fernández por destruir al Partido Reformista, producen como reacción cada vez más un acercamiento entre los dos grandes partidos de la oposición.

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