El presidente Leonel Fernández pronunció un discurso memorable en ocasión de rendir ante el Congreso Nacional y el país el resultado de su gestión durante el año 2009, generando, como es habitual, interpretaciones disímiles, al conmemorarse el 166 aniversario de la Independencia Nacional.
El Presidente procede correcto cuando optimiza el porvenir mediático, idéntico a como procede un padre con su familia, y el Presidente de una República cualquiera, es el padre de todos sus connacionales, y en consecuencia, es improcedente emitir señales pesimistas.
Al presidente Leonel no pocos le acusan de calcar a Lewis Carrol con su antología de Alicia, pero en realidad el gobernante se limitó a lo que le señala la ley, rendir los resultados de su administración al año anterior y planear diseños en la estructura social próximos.
Ilustró que pese a la crisis planetaria que nos perjudica a todos, en 2009 el equipo económico idóneo del gobierno logró afianzar el signo monetario en 36×1 dólar, crecer el PIB en 3.5%, inflación 5.76%, depreciación del RD$ en 2.3% y reducir los compromisos externos o eternos en 18.2%; lograr US$2,158 mm en inversiones foráneas, saldo positivo en balanza de pagos, reservas netas de USD en 2,852 millones y déficit fiscal en un 3.5% del PIB. No obstante, una encuesta digital de El Nacional dice que un 72.06% está insatisfecho con el discurso y un 27.94 aprueba.
Los productores del sector agropecuario están contestes con el discurso por un 12.6% del crecimiento del sector y 12 millones de quintales de arroz, un récord.
José Luis Corripio Estrada (Pepín), valoró la estabilidad económica, aunque precisó una diferencia entre leer un libro de dieta y aplicarlo. El Nacional editorializó el 28 de febrero ponderando la pieza oratoria, lo mismo que Félix García y Oliverio Espaillat, dos líderes empresariales santiaguenses. De que faltan muchísimas obras es cierto, pero que se ejecutan otras también.