El discurso de Leonel

El discurso de Leonel

El presidente Leonel Fernández pronunció un discurso memorable en ocasión de jurar por tercera vez la presidencia de la República el 16 de agosto, en ocasión del 145 aniversario de la restauración en que mezcló con absoluta franquedad y certeza, el escenario económico sombrío planetario y su irrenunciable cortejo del optimismo.

El logro más señero que la acera de enfrente al gobierno niega reconocerle es como manejando el barril de petróleo a US$116 de US$34 que lo recibió del gobierno anterior, el termómetro económico ha registrado un crecimiento de un 9%, una inflación de 7% y un prima del dólar a 35×1 de 55×1 que la recibió el 16-08-2004.

Con una sangría severa a los recursos y producción de un país tercermundista como somos por la factura petrolera que este año supondrá US$7 mil millones, el doble de los US$3,270 millones que ingresamos por las remesas, que este año disminuirán por los efectos secundarios de la depresión severa que padece la economía USA como consecuencia   de los créditos sub-prime inmobiliarios que reflejan US$400 mil millones y un déficit a la primera economía planetaria de US$500 mil millones.

Idéntico a como procedió el presidente Franklin Delano Roosevelt durante la Gran Depresión de los años 30 de la anterior centuria, de programar un conjunto de grandes obras de infraestructuras sociales conforme al predicamento de John Maynard Keynes, el presidente Leonel ha procedido en la misma correcta dirección anunciando un paquete de obras que transformarán y modernizarán a nuestro país, comenzando por un metro que conectará Haina con Santiago de los Caballeros.

El conjunto de obras viales descongestionará el pandemonium vehicular y reportará cuantiosos ahorros de combustibles como hizo en su primer período con los túneles y elevados en la capital y Santiago de los Caballeros, proyectos que no pocos criticaron pero que cuando manejaron el poder no fueron capaces de abordar.

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