El discurso de Leonel

El discurso de Leonel

POR RAMON NUÑEZ RAMIREZ
El discurso de toma de posesión del Dr. Leonel Fernández, sin dejar de señalar de manera diáfana y responsable la terrible situación económica heredada y las responsabilidades de la administración que expiraba su mandato esa mañana del 16 de agosto, contribuyó a enviar un mensaje de optimismo y a modificar las expectativas negativas que tanto han influenciado la fuga de capitales y la depreciación del signo monetario.

Manteniendo la elegancia del lenguaje, «sin levantar el dedo acusador contra nadie», el Primer Mandatario realizó un breve esbozo del estado actual de la economía, el comportamiento en el cuatrienio 1996-2000 y de cómo pasamos del país de mayor crecimiento de la región, una especie de milagro económico, a un verdadero desastre. No hizo falta que se explayara en una multitud de cifras, no fue necesario un profundo análisis económico para dejar sentado que el gobierno del pelede entregó una economía sana, con elevados niveles de crecimiento, baja inflación y que apenas cuatro años después los errores cometidos por el gobierno perredeísta de Hipólito Mejía han conducido la República Dominicana a un desastre económico.

Dentro de las limitaciones en el tiempo para una exposición de ese tipo, por supuesto respetando el auditorio y las delegaciones internacionales, el Dr. Leonel Fernández prácticamente abordó todos los problemas a los cuales deberá dedicar los mayores esfuerzos: El manejo del gasto público, el déficit cuasi-fiscal, la supervisión del sistema financiero, la corrupción, la política social, la crisis eléctrica, y los no menos importantes aspectos institucionales.

Dos elementos definitivamente van a dominar la agenda del gobierno peledeísta y uno de ellos será enfrentar el déficit del sector público consolidado, pieza fundamental para retornar al equilibrio macroeconómico y garantizar los recursos para el gasto social, así como a la solución definitiva de la crisis del sector eléctrico.

En esa óptica no es accidental que el tema de la austeridad, entendida como reducir el gasto en términos cuantitativos y mejorarlo en término cualitativos, junto al tema de la reforma fiscal ocuparon importantes espacios en la exposición del primer mandatario, aunque obviamente hay que esperar los próximos días con los decretos e instrucciones para la materialización de esa reducción del gasto y lo más importante el rol a jugar por las cámaras legislativas para convertir en ley la reforma fiscal, fundamental, como declaro el Presidente, para renegociar un nuevo acuerdo con el FMI.

En cuanto al déficit cuasi-fiscal a nuestro juicio el doctor Fernández trató simplemente de destacar su impacto y la disposición del gobierno para desmontar los certificados del Banco Central pues no parece viable que la solución del problema pueda descansar única y exclusivamente en el aporte de recursos en dólares por parte de inversionistas nacionales y extranjeros que de manera transitoria, ganando intereses superiores al mercado, sustituyan los actuales pasivos del Banco Central denominados en certificados de participación.

El sector eléctrico, sin lugar a dudas el mayor de los problemas que deberá enfrentar este y ante el cual fracasaron varios gobiernos, pasa necesariamente, como planteó el Presidente por la búsqueda de recursos para encender el sistema, abocarse a la renegación de todos los contratos y posteriormente reprivatizar las distribuidoras. Traspaso que a nuestro juicio debe ser total, pues uno de los errores de la capitalización fue justamente mantener una proporción accionaria en manos de un estado que no pudo antes y nunca podrá responder a los requerimientos de ampliación de capital para sostener las inversiones que a mediano y largo plazo demanda el sistema de distribución.

El Presidente Leonel Fernández dejó preguntas e inquietudes sin responder, no trató otros en la profundidad que esperábamos por razones de tiempo, obvió temas como el tratado de libre comercio, la seguridad social o el tema Haitiano, pero llenó el cometido de establecer el antes y el después y más que nada a enviar un mensaje de seguridad y optimismo a los agentes económicos internos y externos.

Seguridad y optimismo fundamental para una modificación de las expectativas negativas que fueron de los componentes claves, además del deterioro de ciertas variables macroeconómicas, para acelerar la fuga de capitales y provocar una devaluación superior al 100% en momentos en los cuales el sector externo presentaba un comportamiento superavitario.

Con su discurso del 16 de agosto el Presidente Leonel Fernández coloca la primera piedra para retornar la confianza y construir la estabilidad macroeconómica que permitirá a la nación retornar al crecimiento y a los dominicanos y dominicanas comenzar a recuperar los niveles de ingreso y de esperanzas.

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