El discurso del Presidente y el arte de la manipulación política

El discurso del Presidente y el arte de la manipulación política

No le crítico al Presidente Fernández el intento de pintar un cuadro optimista de la situación  económica, social y política dominicana aun en medio de la situación de precariedad e inseguridad que vivimos en el país.

Después de todo su misión como primer magistrado de la nación es levantar los ánimos y traer esperanzas a nuestra atribulada población.

Lo que llama la atención sin embargo es la falta de originalidad de los “nuevos” planteamientos de que hace galas en su discurso del pasado 27 de febrero.

En esa pieza literaria, a falta de realizaciones concretas que exhibir como correspondería a una rendición de cuentas, como es su mandato constitucional, aparte del cuestionado Metro de Santo Domingo, el Presidente Fernández reiteró promesas ya incumplidas y afirmaciones peregrinas que nada tienen que ver con el drama de pobreza y abandono que caracteriza a la realidad dominicana, que nos ha merecido la penosa distinción de ocupar uno de los últimos lugares en el mundo en aspectos tan importantes como la calidad de la educación, del servicio energético, el clientelismo, la corrupción, el derroche gubernamental, de respeto a las leyes e instituciones, la trata de blancas e  indocumentados;  y la centralización del poder, aparte de la impresionante relación de carencias e imprevisiones que relata la UNESCO en su último informe publicado el pasado jueves.

En cambio, mientras promueve una “Cumbre de Fuerzas Vivas”  que repitan las mismas promesas y aspiraciones, el Presidente cancela los limitados resultados de 50 años de luchas por la democratización del país, reforzando más aún el poder presidencial, liquidando el poder de los municipios, masificando el poder legislativo, dividiendo en seis pedazos el poder judicial, manteniendo a sus pies a la Cámara de Cuentas y a la Junta Monetaria y evita que la ciudadanía ejerza influencia sobre los asuntos públicos, excepto extender un cheque en blanco cada cuatro años que poco lo ayudan a salir del prefundo deterioro a que se encuentra sometida, convirtiendo a la nación en un estado despótico.

Y para colmo, Leonel propone que por una simple ley, sin referendo ni Constituyente, se enajene la soberanía nacional para ser administrada por “un poder supranacional de América”, que por razones geopolíticas sería ejercido por Norteamérica.

 El Presidente exhibe el uso fluido de diferentes tácticas de manipulación política altamente cuestionables, como las que resumen las expresiones siguientes:

1. Dar pan y circo (en nuestro caso más circo que pan).

2. El dinero no es santo, pero en política hace milagros…

3. El tiburón se baña pero salpica…

4. Buscar un chivo expiatorio de sus culpas. (Hipólito y el PRD)

5. Conviene más hacer favores a unos pocos que justicia a muchos…

6. ¡Ofrécelo todo, que el todo se hizo de la nada y en nada se convertirá!

7. ¡Qué todos participen, pero decido yo!

8. Apelar a un perito externo para lograr credibilidad.

9. Ocultar las agallas.

10. Más importante que poner un huevo es saberlo cacarear.

Más adelante abundaré sobre éstas y otras tácticas de manipulación de que hacen uso Leonel y el PLD en su accionar político.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas