Los candidatos presidenciales se creen en la obligación y posibilidad de opinar sobre todos los temas de interés social que se debatan. No creo que la condición de candidato obligue a saber de todo y a decirlo en cualquier lugar o momento. Danilo Medina, hombre fraguado en el debate público y en ocasiones de ideas claras, habló en Nueva York sobre el tema de la reforma a los códigos como mecanismo de control de la delincuencia.
En sus comentarios repitió varios errores jurídicos elementales que otros, incluso abogados, han venido cometiendo. Veamos: Dijo que es necesario modificar el Código Procesal Penal para endurecer las penas a quienes delinquen. Independientemente de la discusión entre especialistas respecto a que si el endurecimiento de las penas es o no un elemento disuasivo del delito, el error en este comentario está en suponer la contemplación de las penas como atributo del Código Procesal Penal cuando es en el Código Penal donde están establecidas. (Al dedo malo todo se le pega).
El candidato expresó: Ahora tenemos el modelo norteamericano mediante el cual el Ministerio Público tiene que sostener la prueba y demostrarla en los tribunales para poder encarcelar a un delincuente, y eso dificulta mucho que una persona acusada de un delito pueda ser mantenido tras las rejas. Lo que Medina denuncia como un mal es uno de los grandes logros del sistema penal dominicano. ¿Pretende el candidato que una persona sea mantenida en prisión sin prueba? En el sistema procesal derogado, igualmente, la falta de pruebas excarcelaba a los acusados, quienes, por cierto, no deberían, en principio, estar tras las rejas hasta ser condenados.
Estoy convencido de que los candidatos que no son profesionales del Derecho deben tratar estos temas por medio de sus asesores. Medina tiene en su entorno varios profesionales del Derecho, algunos muy calificados.