En cada uno de los tres discursos de toma de posesión el Dr. Leonel Fernández ha enviado mensajes de confianza y optimismo, a pesar de que en la primera recibió una economía estable, pero con graves deficiencias en las empresas públicas y un estado pre-moderno (no es accidental la cita de “La Sociedad Post-Capitalista” de Peter Drucker) en la segunda un desastre económico y en esta tercera una economía estable y en crecimiento pero impactada por un grave choque externo.

El Presidente aprovechó la ocasión para establecer un paralelo entre el escenario de agosto del 2004 caracterizado por depreciación de la moneda, alta inflación, pérdida de confianza y los resultados actuales de una economía que ha crecido en promedio 9.5%, superávit fiscal, récord en inversión extranjera directa y en reservas del Banco Central y estabilidad de la tasa de cambio, así como la mejoría en los niveles de desempleo y pobreza.

También destacó el impacto en la balanza de pagos de la factura petrolera y sin embargo a pesar de ese choque externo pudo ofrecer la primicia del crecimiento de 7.5% en el primer semestre de este año y un nuevo récord en materia de inversión extranjera con US$1511 millones.

Uno de los pasajes mas importantes del discurso  fue reiterar el compromiso con la estabilidad y el crecimiento (meta de crecimiento del PIB en 6% e inflación de un digito) en base a la aplicación de un programa monetario y financiero monitoreado por el FMI, superávit primario de 2% en el SPNF, continuidad de la reforma al sector financiero, aumento de las reservas del BC, reintroducción de las modificaciones a la Ley Monetaria y Financiera, así como el cumplimiento en la ejecución presupuestaria del 2009-y en lo adelante-con la importante Ley de Capitalización del Banco Central.

El concepto de “revolución democrática en el siglo XXI” fue interesante especialmente por la mención de una serie de leyes aprobadas para el área fiscal y cuyo estricto cumplimiento representa una asignatura pendiente. Importante fue la alusión al tema de la corrupción y el compromiso con el plan estratégico de ética y con que “ningún acto de corrupción quede impune”.

Una agenda ambiciosa esbozó el Presidente para su tercer mandato, pero si cumple con el mantenimiento de la estabilidad, inicia la solución definitiva de la crisis eléctrica, se mantiene firme en el cumplimiento de las leyes y logra la aprobación de una buena reforma constitucional, seria una especie de cierre con broche de oro de este periodo y la garantía de mantener su liderazgo y vigencia política, así como la del PLD,  mas allá del 2012.