El dolor de reequilibrar el crecimiento de economía global

El dolor de reequilibrar el crecimiento de economía global

Por: Martin Wolf

La economía mundial es como un sube y baja. Lo que estaba abajo sube y lo que estaba arriba baja. Esto crea nuevas dificultades y nuevas oportunidades. Pero, en general, la historia que el Fondo Monetario Internacional cuenta en su última Perspectiva Económica Mundial no es un desastre. Siempre y cuando nada malo suceda, tal como el impago de EEUU, la economía mundial debe lograr un crecimiento algo más balanceado.

En las propias palabras del Fondo: “La actividad en las principales economías avanzadas ha comenzado a acelerarse desde niveles inferiores. Por el contrario, el crecimiento se ha enfriado en China y muchos otros países emergentes de Asia y América Latina, y en menor medida en la Comunidad de Estados Independientes, después de un aumento de la producción más allá del potencial siguiendo la recuperación desde la Gran Recesión”.

Entonces, el panorama general presentado es uno de un reequilibrio complicado del patrón del crecimiento mundial: el dinamismo ligeramente mejorado en las economías de altos ingresos, principalmente en EEUU, y un menor dinamismo en un desconcertante gran número de economías emergentes.

¿Dónde están los riesgos? Hay algunos más obvios. ¿Y si los progresos en la eurozona resultan ser temporales? Una reacción contra la austeridad y el alto desempleo en los miembros más vulnerables sigue siendo muy posible. Mientras tanto, el avance hacia una unión bancaria en la eurozona parece haberse estancado.

Un peligro más inmediato es una ruptura en la política de EEUU, lo cual lleva a un gran desordenado ajuste de la política fiscal o incluso de un incumplimiento de las obligaciones de deuda.

Otro riesgo es que la reversión de la política monetaria no-convencional y el posterior aumento de los tipos de interés demuestren ser caóticos. Algunos temen que la inflación de repente explote en las economías de altos ingresos. Esto parece muy poco probable.

En los países de ingresos altos, surge un gran peligro de un ritmo excesivamente rápido de la austeridad fiscal, como ya se ha visto en la eurozona, Reino Unido, y más recientemente, en EEUU. Uno de los resultados ha sido la dependencia excesiva de la política monetaria, una política monetaria a menudo muy poco convencional, cuyos efectos sobre la economía son al menos tan seguros como las del estímulo fiscal.
Los economistas futuros pueden preguntarse acerca de nuestra extraordinaria creencia en la eficacia de la política monetaria durante lo que es, con toda claridad, un exceso de ahorros del sector privado.

En EEUU, la recuperación del sector inmobiliario, el aumento de la riqueza familiar y el crédito más fácil, están ayudando a mantener la recuperación en marcha.

El ajuste fiscal de este año se estima en un 2.5% del producto interno bruto impulsado por el secuestro. Pero esto debería aliviarse hasta un 0.75% en el 2014.

Japón está decidido a endurecer la política fiscal el próximo año, posiblemente antes de tiempo. En la eurozona, se espera que el ajuste fiscal caiga desde un 1% del PIB en el 2013 a menos del 0.5% el próximo año.
Desafortunadamente, la demanda es muy débil en los países centrales del euro y el crédito demasiado limitado en la periferia, a pesar de la ayuda del Banco Central Europeo. La aparente esperanza de que la eurozona podría alcanzar un crecimiento económico impulsado por las exportaciones rápido demostrará ser un engaño.

Por el largo plazo, el ritmo de crecimiento potencial en el mundo rico y el camino de la estabilización fiscal son los grandes cuestionamientos.

El primero es, contrariamente a la sabiduría convencional, la cuestión más importante. Los gobiernos tienen una estrategia coherente para el crecimiento que será el principal determinante de su capacidad para gestionar la posición fiscal. Esta es la razón por qué son errores imperdonables las decisiones de no utilizar la excepcional oportunidad ofrecida por las tasas de interés muy bajas para una gran expansión de la inversión.

Para las economías de mercados emergentes, el crecimiento se estima en solo un 4.5% este año y un 5.1% en el 2014.

El pronóstico de crecimiento de China es de un 7.6% este año y un 7.3% en el 2014; la India en apenas un 3.8% este año fiscal y un 5.1% en el 2014. Pero tenga en cuenta que con un crecimiento de 6.3% este año y 6.5% en el próximo, el desarrollo de Asia – que es la mitad de la humanidad – todavía se espera que crezca más rápido que en cualquier otro lugar. El África subsahariana se encuentra en el segundo lugar.

Las economías emergentes se enfrentan a dos retos diferentes. En primer lugar, ahora son propensos a encontrarse en un entorno mundial de mayores tasas de interés, menores precios de las materias primas, un crecimiento más fuerte en las economías de altos ingresos y un crecimiento más débil en China.

 

La hora del crédito mundial fácil está terminando a medida que retorna lentamente el constreñimiento monetario a los países de altos ingresos.
Al mundo se le está proporcionando otra advertencia de los peligros de los flujos de “dinero caliente” en las economías emergentes. Sin embargo, estos países poseen otras fuentes de fragilidad: una es el crecimiento del crédito excesivo del pasado, sobre todo en China, y otra es la dependencia de los altos precios de las materias primas.

En segundo lugar, más allá de estos retos a corto plazo, existen retos a largo plazo para algunas economías de mercado emergente. Una desaceleración estructural se está produciendo, sobre todo en China y la India.
El crecimiento estelar no dura para siempre. Ambos países también sufren de desequilibrios importantes. Sin embargo, un modesto reequilibrio del crecimiento mundial no se detiene ante la “gran convergencia”, la historia económica de nuestra época. Esto significa simplemente que está ocurriendo a un ritmo ligeramente más lento.

 

Los cambios globales, tanto a corto plazo como a largo plazo, deberían ser manejables, siempre y cuando nada vaya muy mal. Pero lo que es manejable aún debe ser administrado de igual forma. Los países emergentes tienen que superar los retos inmediatos y prepararse para el crecimiento a mediano plazo.

 

Deben dejar que la flexibilidad cambiaria tome algo de la presión económica. También deberían usar las reservas en moneda extranjera, donde estas se hayan acumulado a gran escala.

 

Las economías emergentes están, en general, más fuertes que en el pasado. Sin embargo, para mantener el crecimiento en marcha, muchos deben también considerar urgentemente una nueva ronda de reformas estructurales, en particular la India.

 

China podría enfrentar una difícil elección entre una fuerte desaceleración y reformas políticamente difíciles, por un lado, y embarcarse en una nueva oleada de crédito por el otro. Teniendo en cuenta los niveles ya muy altos de crédito en la economía y los enormes desequilibrios estructurales, el liderato debe elegir la primera opción. ¿Lo hará? No lo sabemos.

 

El mundo está ahora en camino a algo bastante más normal que el extraño estado que se ha mantenido desde el 2007. Va a estar lleno de irregularidades.

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