El pasado sábado ¨conversamos¨ sobre el dolor en razón de nuestra participación en Lima, Perú en la VI Jornada Latinoamericana del Dolor en donde representamos muy honrosamente al país. En esta oportunidad y con su venia nos referiremos a una alternativa terapéutica, novedosa en el país, que viene a ser una gran ayuda para el manejo del dolor. En una elegante cena en el hotel JW Marriott y compartiendo la mesa con los distinguidos colegas José Joaquín Puello, Santiago Valenzuela, Luis Pichardo Matos y Pedro Roa, se nos presentó esta molécula: el Tapentadol (Palexis).
Le correspondió al médico español, el Dr. Cesar Margaret, de Alicante, presentar las bondades y los efectos secundarios de la molécula, lo cual hizo de una manera muy ética y profesional. Él es anestesiólogo y es quien dirige la Clínica del Dolor del Hospital General de Alicante. El cerebro humano está creado para el placer, nuestro órgano rector nunca se acostumbrará al dolor, nunca se adaptará del todo a esta desagradable experiencia. La intensidad del dolor puede remitir, pero el dolor nos indica que el organismo ha sufrido (o está sufriendo) un daño. Esto resulta biológicamente muy relevante, por lo que no se puede ignorar. De hecho, el dolor incluso tiene sus propios neurotransmisores, neuronas y receptores especiales, dedicados a la ¨nocicepción¨, por todo ello, podemos afirmar que la percepción del dolor es tan esencial como desagradable, siendo el síntoma que más acerca el paciente al médico.
Uno de los aspectos de importancia que enfrentamos los galenos en el manejo del dolor es cuando los medicamentos que tenemos disponibles para calmar las dolencias producen efectos adversos en el paciente, afectando de alguna manera su calidad de vida. Hay entonces por esto, una falta de cumplimiento terapéutico, una falla de las expectativas del paciente, es decir, que por esos efectos indeseables, este no sigue las instrucciones o abandona el medicamento. Si se le pregunta al médico, ¿qué procura al medicar al paciente adolorido?, la respuesta de manera lógica será, que se le vaya el dolor. Aun con los avances en la medicina, no tenemos ese fármaco ideal. En esta oportunidad no nos estamos refiriendo al dolor simple, que con analgésicos comunes responde y desaparece, no, en estos casos nos referimos a dolores severos, crónicos, esos que engloban neuropatías, cánceres, etc.
Este fármaco el Palexis, es una alternativa efectiva en la farmacopea que hoy disponemos, demostrado está que tiene menos efectos adversos que otros derivados opioides, es decir, que es algo diferente, una opción con variaciones positivas. Este fármaco tiene muchos años, creado en el 1994, pero es ahora cuando llega al país. Para los médicos que hacemos medicina basada en evidencias, es de vital importancia cuando se nos presenta una alternativa terapéutica, exigimos que, esta haya sido evaluada adecuadamente por investigaciones en centros de prestigio y por autores de credibilidad científica. Cuando hay un estímulo doloroso, este asciende al cerebro por la médula espinal son las vías excitatorias, los mensajeros del dolor, luego el cerebro envía en respuesta mensajeros inhibitorios (disminuyen el dolor), diciéndole a la médula espinal, al tejido lastimado o al nervio dañado, no me envíen más mensajes, ya sé que duele. Esta molécula, actúa en ambas vías (ascendentes y descendentes), esta es su novedad, es doble su mecanismo de acción para el control del dolor. Avalado por numerosas investigaciones que demuestran que tiene menos efectos secundarios que sus primos anteriores, los derivados opioides y que por ese mecanismo dual, se puede lograr el control del dolor con esta sola medicación, lo que de manera lógica abarata el tratamiento. Esta medicación es vendida con receta controlada y se discutió esa noche sobre los inconvenientes para obtener esas recetas. Invitamos a las instituciones que tienen que ver con estos controles que tengan la suficiente lucidez mental de dejarse asesorar por las sociedades médicas especializadas, pues eliminar el dolor de un pueblo no puede esperar y se le debe facilitar a los médicos el medio de poder ayudar a mitigarlo, pues al final, esta constituye la razón principal de nuestra profesión.