José Silié Ruíz 
Participamos hace dos semanas en la VI Jornada Latinoamericana de Neuropatías Dolorosas, en Lima, Perú. Esta es una experiencia científica que reúne cada año a expertos en dolor de Latinoamérica y de España. En la ocasión la comisión del país estuvo formada por igual por los doctores Santiago Valenzuela y Christian Guillén. El evento fue realizado en el hotel El Pardo-Hilton, de la hermosa ciudad del pacífico. En dicho cónclave participamos en dos momentos: primero tuvimos la ponencia en una conferencia dual junto al Dr. Andrés Paipa, de Barcelona, España, ¨El dolor crónico, mecanismos emocionales y el sistema nervioso¨ y en una segunda, dirigimos el Neurodesafío (especie de concurso entre los colegas con preguntas y respuestas rápidas sobre el dolor y sus implicaciones en las distintas entidades conneuropatías).
Hace 19 años participamos en Rio de Janeiro, Brasil, en la reunión mundial de la Asociación Internacional del Dolor y precisamente estuvimos en ella junto al Dr. Valenzuela, el Dr. H. Meerskey a la sazón presidente de la institución, sometió y aprobamos por consenso en ese congreso mundial, una definición de trabajo de lo que es el dolor. El dolor puede definirse como: ¨una experiencia sensorial, perceptual y emocional desagradable, secundaria a un daño tisular real o potencial¨. El dolor, es ante todo un mecanismo de defensa del organismo. Como toda acción humana es producto de la evolución de la especie, la razón principal del dolor es avisarnos que hay un daño en el organismo. Cuando nos quemamos, retiramos los dedos rápidamente. En otras ocasiones aparece como elemento de antelación, como cuando el niño asiste al pediatra y desde que lo ve llora, por la posibilidad de una inyección, es decir ante un daño potencial. Para algunos el dolor es, el quinto signo vital.
Cuando hablamos de dolor, es el resultado de la evaluación cognitiva de la experiencia en las áreas pre-frontales (espacios de la frente) ahí es donde discriminamos la severidad del dolor. Ese dolor del tropezón, de la quemadura, de la muela lastimada, es el llamado dolor nociceptivo, es agudo, nos avisa que hay que actuar de inmediato y determinar la causa. Estetipo de dolor responde a los analgésicos comunes.
Hay otra forma de dolor que se hace crónico, el neuropático, este es el caballo de batalla en mi especialidad, la neurología. Es el paciente que nos llega a la consulta desalentado y cansado de ver médicos. Las formas más comunes de estas crónicas neuropatías dolorosas son: la neuropatía diabética, las radículo plexopatías dolorosas (daños a nervios), las neuropatías compresivas (nervios comprimidos), síndrome del túnel carpal (en la muñeca, más común en las damas), síndrome del túnel tarsiano (dolor en el tobillo) y la neuralgia occipital de Arnold (seudomigraña). Debemos hacer el diagnóstico correcto de este tipo de dolor, pues su manejo es diferente y más complejo que el dolor común.
Aparte de la enjundiosa y muy actualizada actividad neurológica sobre el dolor, las atenciones de los Laboratorios Ferrer, de España en Perú, fueron muy esplendidas en el aspecto sibarita. En esta oportunidad fueron superadas las deferencias de mi anterior visita al país de las Líneas de Nazca, el Machupicchu y el lago Titicaca. Para muestra un botón: una cena Premium en el Restaurante Huaca Pucllana, un hermoso lugar al margen de unas ruinas incaicas, con el siguiente menú: Entrada, La Causa rellena de palta y tomates, con langostinos escabechados y ceviche. Plato de fondo, nuestro clásico Lomo Saltado, con papas amarillas rústicas y arroz con choclo. Postre clásico, suspiro limeño, sobre galleticas al Oporto. El exquisito vino degustado fue una Sena, Aconcagua Valley, claro que antes estuvieron presentes los piscos, dulzona bebida clásica de la hermosa capital andina. Finalmente les comento que el pasado martes dictamos una conferencia a miembros de la Sociedad de Medicina Interna sobre nuestras experiencias con el medicamento nucleótido, muy buen restaurador neuronal: el Núcleo CMP, en el restaurante la Forchetta.
