El dolor y el sufrimiento en la familia del drogadicto

El dolor y el sufrimiento en la familia del drogadicto

Julio Ravelo Astacio

Por Julio Ravelo Astacio

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Ahora que diariamente hablamos de drogas, que el narcotráfico evidencia sus más
altos niveles de agresividad, habiendo rebasado la compra sumisa de conciencias de importantes dirigentes políticos, civiles y militares en distintos países latinoamericanos, para mostrar hasta dónde se torna complaciente o agresivo dependiendo del nivel donde le toquen sus malsanos intereses, nos parece conveniente buscar un momento de reflexión para insistir sobre un tema que al parecer ocupará por muchos años nuestra atención. Tiene que ser así, el problema del narcotráfico y el consumo de drogas viene a ser una alteración relevante en la salud mental de cualquier país y en la estabilidad de su economía.

El narcotráfico debe ser enfrentado por todos y cada uno de nosotros, ya que, representa el aspecto más negativo en tanto germen que lleva en su seno la potencial destrucción de nuestra juventud.

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Quien no haya conocido un drogadicto no sabe el significado que este vicio tiene sobre la conducta del ser humano. La edad de inicio será siempre la adolescencia, aunque cada día aparecen más casos en niños, debido a la facilidad con que se obtiene la droga. El drogadicto será siempre un sujeto inmaduro, que busca las llamadas aventuras fuertes, hacer lo prohibido, buscar otras emociones y ello se explica en su incapacidad para disfrutar a plenitud las cosas que los demás gozamos y disfrutamos.

Nada en el seno de una familia puede ser tan desgarrador en el tiempo, como tener un hijo drogadicto. Para el drogadicto la familia no existe. Las satisfacciones que del estudio o el trabajo podemos tener, no son por él percibidas. El intercambio afectivo, el querer a los demás y sentirse correspondido no interesa al adicto. Tener novio o novia, esposa o esposo o hijos le tiene sin cuidado.

Hasta dónde papá y mamá, los abuelitos o hermanitos sufren y se desvelan por ese vicio, no interesa al consumidor de drogas. La participación en actividades culturales, científicas, deportivas políticas, laborales, etc., no cuenta para quien está entregado al consumo.

Difícil situación para los padres; de un lado, no quieren reconocer la situación que se presenta a sus ojos y es comentada por vecinos y amigos, y por el otro, evidencia que su hijo (a) ya no les manifiesta el cariño, el respeto ni el afecto que antes les prodigaba.

Insisten en enderezar al muchacho tomando medidas, procurándole más, prometiéndole regalos, viajes u otros estímulos, reconocimientos, con tal de que abandone esa actitud, con la esperanza de que cambie.

Pero todo sigue un curso cada vez más alejado de esas aspiraciones. El joven se torna cada vez más distanciado, parece ser que nada le importa o interesa; pudiendo desatar en la familia una actitud hostil, incluso agresiva, pero al parecer ya nada detiene a la oveja descarriada.

Persisten los esfuerzos paternos, se llega a la negación de recursos, pero si no lo había hecho antes, comienzan los pequeños hurtos para llegar a grandes robos. De la casa desaparecen joyas, electrodomésticos, hasta llegar a ropa, zapatos, todo lo que pueda ser transferido a dinero o directamente a la droga deseada. Incluso, su propio cuerpo puede ser motivo de cambalache para obtener la sustancia venenosa, que obnubila sus pensamientos, altera su juicio y perturba su raciocinio.

Cada día se torna más difícil la situación, se teme que pueda caer en manos de los agentes del orden, o caer víctima de una compra; ya en la casa no se vive. Otros hermanos llaman la atención a los padres porque ese fulano (a) está poniendo en juego sus nombres, estudios e incluso el futuro. Se generan entonces serios conflictos intrafamiliares que, a su vez, distancian y enfrían las relaciones entre los otros miembros que no consumen drogas.

La angustia, la desesperación, el dolor y la impotencia se apoderan de ese núcleo familiar. Todos saben que la tragedia está cerca, que cualquier día puede ser víctima de una sobredosis, de una redada o sencillamente de un enfrentamiento en su esfuerzo por lograr la droga.

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