El dominicano es el segundo peor servicio eléctrico del mundo

El dominicano es el segundo peor servicio eléctrico del mundo

No es que estamos peor que nuestros competidores más cercanos, sino que casi hemos tocado fondo a nivel mundial, el penúltimo lugar entre 134 países, solo superando a Chad (en África), según el reporte 2008-09 sobre competitividad internacional del Foro Económico Mundial, elaborado por Michael Porter, profesor de Harvard y creador de la metodología.

Lo patético del caso es que ni el funcionariado ni el Presidente se dan por aludidos, incluso se han acentuado los pronunciamientos triunfalistas llenos de optimismos vacíos. Considérese el discurso del 27 de febrero, el Presidente dijo que, en cuanto a la situación del sector eléctrico, “situaciones adversas contribuyeron a que los avances experimentados… no fueran percibidos adecuadamente por la opinión pública”.

¿Simple percepción, Sr. Presidente? Esa percepción tiene sólidos fundamentos. No se trata solo del incuestionable hecho de que en los últimos cinco años ha habido menos energía disponible por persona. Tampoco se reduce a la insoslayable realidad de que todos los planes de inversión se han disuelto en el aire, salvo los que se habían contratado antes de 2004 (ver grafico).

Es que también existe la confirmación de los que analizan desapasionadamente la situación. Por ejemplo, es más que simple percepción lo que lleva al profesor Porter y su equipo de investigadores en Harvard y el Foro Económico Mundial a calificar la gestión eléctrica dominicana como la peor del universo.

No es un tema de pesimismo contra optimismo. Cuando uno le está midiendo cada latido al corazón del sector eléctrico de este país, sentirse optimista es casi una irresponsabilidad.

Contrario al rey Midas, todo lo que toca el funcionariado eléctrico ha fracasado y se ha esterilizado. Pasemos revista a los eslabones que componen esta larga cadena de fracasos e incompetencias que han destruido la credibilidad frente a inversionistas, empresarios, consumidores y analistas.

Generación

Primero, desde finales de 2004 se anuncia la construcción de dos gigantescas plantas a carbón que solucionarían el problema energético por los próximos 15 años. En medio de escándalos de corrupción (admitidos por la misma CDEEE), se adjudican los contratos. Y sabiendo que la comunidad inversionista internacional aborrecía estos proyectos, se solicita y logra del congreso la más voluminosa, costosa y arriesgada garantía soberana que jamás haya otorgado el país (US$810 millones). Después de traspasar estos contratos sin ton ni son entre diversos inversionistas, el resultado es nulo, fallido, estéril y vergonzoso. Segundo, desde inicios de 2005 se anuncia como algo nuevo la ejecución del viejo proyecto de transformación de la Compañía de Electricidad de San Pedro de Macorís a gas natural, lo cual ya había sido negociado desde 2003 (tómese en cuenta que un proyecto muy semejante, llevando un gasoducto al doble de la distancia hacia la planta  AES-DPP, en Los Minas, se tomó apenas 13 meses en 2002). Este evento se entiende tan importante que no solo la CDEEE se ofrece (inexplicablemente) a financiarlo, sino que se llega a decir que con su ejecución se consideraría renegociado el contrato IPP con dicha empresa. De nuevo, el resultado es nulo, fallido, estéril y vergonzoso.

Tercero, los proyectos de expansión hidroeléctrica han sufrido odiseas insólitas que merecerían un articulo por si solas. En la oposición, los actuales funcionarios y congresistas del PLD se opusieron furiosa e irrazonablemente al financiamiento de Pinalito, Las Placetas y Palomino. Afortunadamente, la razón ha prevalecido y los proyectos no fueron abandonados del todo. Los nuevos funcionarios esperaron hasta 2005 para retomarlos (siguiendo esa detestable tradición maquiavélica de “esperar que las masas se olviden de las buenas iniciativas del príncipe enemigo, para luego asumirlas como propias”).

Se anunció que Pinalito estaría lista en junio de 2007, luego que seria en diciembre y finalmente que seria en octubre de 2008; el caso es que no se sabe cuando entrará en operación. Palomino, por su lado, se mantiene que entrará en operación en diciembre de 2009. Las Placetas no tiene fecha oficial establecida en el plan de expansión del Organismo Coordinador. Entre el teje y maneje, el costo presupuestado de Pinalito se ha disparado inexplicablemente. Para la misma capacidad de generación, su costo pasó de US$132 a US$300 millones, lo cual la convierte en la central hidroeléctrica más costosa por unidad de megavatio en la historia del país (quizás de América Latina ¿o incluso el mundo?).

Cuarto, en febrero de 2007, se anuncia la construcción de una mediana planta a carbón de EgeHaina (50% estatal) que estaría en operación en dos a tres años. Sin embargo, esta planta nunca ha sido incluida en los planes de expansión del Organismo Coordinador. Parecería que el co-inversionista Sud-Coreano ha abandonado el proyecto. El caso es que, de nuevo, el resultado es nulo, fallido y vergonzoso.

Quinto, producto de la desesperación y en medio de la crisis del verano, en septiembre de 2008, se realizan improvisadas y oscuras negociaciones con empresas de dudosas credenciales y la CDEEE anuncia la contratación de dos nuevos proyectos para solventar el déficit de energía en el Cibao. Estas plantas montadas en barcazas (compuestas de pequeños motores que consumen combustible caro y contaminante, solo aceptable en situaciones de emergencia extrema) se supone que entrarían en operación en marzo de 2009, pero aun no se conoce la nueva fecha, tampoco el precio y comisiones. Más adelante se explican las perversas patrañas detrás de estos proyectos.

Sexto, poco a poco se está drenando potencia de la ya precaria capacidad instalada. La minera Barrick parece haber comprado la generadora Monterio de Caterpillar (100 megavatios) para su uso exclusivo. Por otro lado, Egehaina ha comenzado a evacuar energía hacia su afiliada CEPM que abastece los polos turísticos aislados del Este (en dos o tres años tendrá 150 megavatios). En tanto, ha ocurrido lo peor que pueda ocurrirle a un país en vías de desarrollo con urgente necesidad de energía: la capacidad instalada de generación en el país, en lugar de aumentar, se ha reducido en los últimos cuatro años (me pregunto si alguien se lo ha dicho al presidente).

Transmisión

El segmento de transmisión se encuentra totalmente bajo propiedad estatal, por lo que al igual que en hidroelectricidad, no ha habido nuevas inversiones que no sean la lenta continuación de las que ya estaban en ejecución en 2004. Con el cambio de administración, también se intenta renegociar el proyecto de la “autopista eléctrica” de transmisión sur-norte (¿Quién sabe en búsqueda de cuales prebendas?). Sin embargo, las empresas contratistas europeas y los bancos se negaron a ceder.

La obra debió terminar en 2007, pero apenas se está llegando a Bonao. Este proyecto es de singular importancia, no solo porque evacúa energía excedentaria del sur-este hacia la deficitaria región del Cibao, sino también porque disminuye pérdidas y mejora la calidad del servicio. Se entiende,  el retraso en la construcción de esta “autopista eléctrica” es (¡bingo!) lo que crea la necesidad de los contratos grado a grado de las barcazas y los pequeños motores ineficientes que instala la tristemente célebre empresa LAESA en Pimentel. En otras palabras, el retraso del proyecto de transmisión conviene a los contratistas IPPs.

Esta táctica ya se había puesto en práctica en 1998 por los mismos funcionarios, después del huracán George, en lugar de reconstruir las líneas de transmisión, prefirieron asignar un contrato grado a grado a LAESA para abastecer de energía al pueblo de Sabana de la Mar, así como muchos otros (Montecristi, Monte Plata, Sabana Grande de Boyá, Yamasá). Como  si fuera otra pieza que encaja perfectamente en este diabólico rompecabezas, también conviene a los inversionistas IPPs el hecho de que la CDEEE no haya renegociado el contrato con la Generadora San Felipe (ex Smith & Enron, la mayor planta generadora en el Cibao), ya que la energía se hace mas cara. Es necesario recordar que la renegociación de este contrato, bajo la misma metodología usada exitosamente con  otros IPPs, estaba bastante avanzada a principios de 2004. 

Zoom

Distribución

La incompetencia en el segmento de la distribución ha sido la más evidente y devastadora: han quebrado las dos empresas estatales (Edenorte y Edesur). La tercera, Edeeste, también está quebrada y sus dueños culpan al gobierno de haberlo provocado, lo cual se ventila (en su favor, hasta ahora) en tres tribunales de arbitraje internacional.

Mantener las tarifas más altas del continente no ha servido para mejorar su situación financiera, ya que las nóminas hinchadas  de personal incompetente se lo ha tragado todo. El caso es que las empresas distribuidoras dominicanas son de las de menor productividad y eficiencia en el mundo, y no tienen capacidad de inversión para solucionar esta situación.

No debe olvidarse que el presidente mandó a su equipo eléctrico a México y Emiratos Árabes Unidos con el fin de lograr financiamientos y/o inversionistas para las empresas distribuidoras y para plantas de ciclo combinado a gas natural que se supone ya estaban “apalabradas”. Los funcionarios fueron y vinieron hace meses y los resultados parecen, como ya es norma, nulos o estériles.

En conclusión, los dominicanos estamos percibiendo exactamente lo que es. Se requiere ser un eunuco mental para evitar concluir que la política eléctrica del gobierno ha fracasado por estar plagada hasta el tuétano de incompetencia y clientelismo provinciano. Es incomprensible que el presidente aun tolere y hasta premie a los responsables de este escandaloso desastre que ya hace eco en todos los foros internacionales.

La cifra

168.0 millones de dólares.  Es el aumento del proyecto  Pinalito que se ha disparado inexplicablemente para la misma capacidad de generación. Su costo pasó de US$132 a US$300 millones, lo cual lo convierte en la central hidroeléctrica más costosa por unidad de megavatio en la historia del país.

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