Tal vez sea para solamente tomarse un «cafecito» o para quedarse por buen rato en el Béisbol de Lujo, pero ya de una vez el joven jugador de cuadro dominicano Ramón Torres es conceptuado como una promesa de altos quilates por los Reales de Kansas City.
Novato del Año de manera abrumadora en la reciente temporada invernal quisqueyana con los Gigantes del Cibao – también recibió votos para el premio al Jugador Más Valioso- y capaz de pegar tres hits en sus primeros ocho turnos en la Gran Carpa, a Torres se le abre un porvenir sonriente con la novena que se cubrió de gloria al ganar la Serie Mundial del 2015.
Con promedio de .327 y ocho bases robadas en 10 intentos en la Triple-A, el ambidextro Torres se ganó el pasado 7 de junio su ascenso a la novena que representa a Missouri en la Liga Americana.
La razón para subir a Torres, de 24 años de edad, fue para reforzar el cuadro de los Reales, de acuerdo a lo explicado por el dirigente del equipo, Ned Yost.
«Es un ambidextro que le tira bien a la bola desde ambos lados del plato», describió Yost. «Es un defensor sólido, con velocidad promedio. Lo subimos para incrementar la profundidad en el cuadro. Teníamos solamente un jugador de cuadro extra en [el nicaragüense] Cheslor Cuthbert y si lo usábamos como emergente nos quedábamos sin apoyo en la banca, pero [Torres] ha hecho buen trabajo en los partidos que ha jugado».
A primera vista, Torres ha sido en poco tiempo una versión reciente de lo que fuera para los Reales Christian Colón, un héroe de la Serie Mundial del 2015 frente a los Mets de Nueva York que abrigaba el sueño de jugar a diario con Kansas City. Si se queda Torres por el resto del 2017, tal vez encararía el duro reto de tratar de rendir sin alinear con frecuencia, ya que los Reales disponen de titulares fuertes en cada una de sus posiciones favoritas del cuadro, pero el dominicano comprende el significado de esa tarea.
«Es algo que todo pelotero tiene que entender, que cuando uno sube la primera vez, a veces no juega todos los días», razonó la nueva promesa de los Reales. «Uno no puede bajar la cabeza, sino que debe seguir trabajando».
De hecho, cuando estaba en la Triple-A, su sueño siempre fue, como es obvio, llegar a integrar una novena de las Ligas Mayores, pero no estaba angustiado por no haber sido subido previamente.
«Yo no estaba tan desesperado de que me subieran», proclamó Torres. «Solamente trabajaba bien fuerte, esperando el momento, sin importar cuando fuera, para que cuando me llamasen poder probar mi talento aquí.
«Para mí, ha sido algo muy especial desde el primer día que me dieron la oportunidad de jugar», agregó el debutante en la organización de los Reales en el 2010. «Me he sentido bien agradecido de Dios. Es algo [su ascenso] que nunca podré olvidar».
Varios factores han incidido en el progreso de Torres como pelotero, pero entre los principales está el haberse codeado con tantos colegas de calidad, veteranos y jóvenes, en el exigente béisbol de la tierra del merengue.
«Jugar en el invierno en la República Dominicana me ayudó bastante, fue demasiada la experiencia adquirida con los veteranos», describió el joven quisqueyano que desde niño admira al estelar intermedista Robinson Canó, su paisano que actualmente brilla con los Marineros de Seattle. «Aprendí mucho de la pelota de allá, me dio buenos frutos».
Un paracorto natural, Torres, que alinearía de nuevo el venidero invierno en su patria si los Reales le dan el permiso respectivo, asegura que se siente a justo donde quiera que le pidan defender en el diamante. «No tengo problemas para jugar en el shortstop, la segunda o la tercera base, las juego cualquiera», informó sin pensarlo dos veces.
A la ofensiva, piensa que reconocer cuáles son los aspectos que no le son tan positivos y trabajar para mejorarlos le ha permitido desenvolverse mejor en el plato.
«Me puse a trabajar el doble para mejorar varias cositas», confesó Torres. «Hace dos años atrás, yo bateaba a la izquierda un poquito débil. Gracias a Dios lo he mejorado».
De su breve estadía hasta ahora en las Grandes Ligas, Torres se considera una especie de esponja que recoge cada detallito que ve con miras a progresar cada día más.
«Me he llevado una buena impresión, al ver como todos trabajan aquí, especialmente los veteranos», detalló Torres. «Voy aprendiendo de ellos. Es algo muy lindo, algo especial».
Uno de los veteranos que más ha observado, por defender su posición favorita, es el estelar paracorto venezolano Alcides Escobar, que a su vez ha disfrutado con lo que ha visto del joven que prácticamente desde niño quería jugar en las Grandes Ligas al conocer del éxito de tantos de sus famosos paisanos dominicanos. Escobar recuerda con nostalgia su propio debut en el principal firmamento beisbolero al hablar de su joven colega.
«De verdad es que es un tremendo muchacho, un buen prospecto de la organización que puede jugar en el infield completo y conectó hit en su primer partido», elogió Escobar. «Asimismo estuve yo al subir por primera vez a [los Cerveceros de] Milwaukee [en el 2008], bien emocionado, bien entusiasmado y en mi primer turno pegué hit, un recuerdo bien bonito».