El Dr. Fernández sin oposición

El Dr. Fernández sin oposición

No hay dudas de que es un político inteligente, que ha logrado crear alrededor suyo, no solo un cuerpo de asesores que lo mantiene al día de todo lo que  conviene para su proyecto de poder sino que aplica a la perfección la “patente de corso” para la cada vez más grande élite política y social que gira alrededor de él como el mandamás, tanto del gobierno como del Estado en su conjunto.

Leí detenidamente su discurso en España. Convertido en “teórico” de la crisis mundial, el Dr. Fernández transportó a su audiencia por los caminos de una recuperación mundial basada en la preeminencia del sector productivo en detrimento del financiero-oligopolico-especulador que ha empujado a la humanidad hacia una crisis civilizatoria. También los encantó con aquello de que ha aprendido de España la necesidad de desarrollar el turismo sin dañar la naturaleza y el rol de la defensa del medio ambiente como uno de los motores de la recuperación mundial.

A su regreso, después de haberse metido en un bolsillo al señor Vargas Maldonado, nuevo mandamás del PRD, entonces firma un acuerdo similar con los restos del reformismo, unificando alrededor de su persona a todo lo conservador y retardatario del país, empezando por las tres cúpulas políticas que monopolizan la vida política del país.

Mientras tanto, en el centenario del profesor Bosch, padre de la Constitución más democrática de la historia dominicana, hace y deshace con la Constitución, amenaza destruir Los Haitises y demás áreas protegidas, y un rosario más de desaciertos, todo en pos de convertirse, superando por mucho a Buenaventura Báez, en el rector de la vida política dominicana para los próximo diez o veinte años.

No hay un solo dominicano o dominicana que no sepa que lo que hay detrás de todas estas palabras huecas y hechos, no es más que un proyecto ejecutado magistralmente por un político cuyo rumbo central es el de convertirse en el centro de la escena, por hoy y para mañana, y que si nos descuidamos, nos impondría  un nuevo despertar de todo lo conservador y cavernario que se esconde en las entrañas de la Nación.

Nunca la izquierda y todo lo progresivo que yace en la sociedad dominicana, habían tenido una oportunidad tan grande para construirse como alternativa de poder mediante la lucha y el despertar de todo lo ético, democrático y revolucionario que descansa en el seno de nuestra sociedad, como ocurrió en los años que van de 1958 a 1965, en aquellos “años de luz”.  Pero superemos el enanismo y hagámoslo pronto, antes que sea demasiado tarde.

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