El drama de América Latina

El drama de América Latina

POR GUSTAVO GUERRERO
La materia creadora de la rebeldía en América Latina contra el dominio español, se originó e los principios establecidos por la Revolución Francesa. La crónica, radical y concisa de aquel extraordinario sacudimiento social, llegó a nuestro continente disfrazada de rumores de marinería, predispuesta por los conciliábulos en las mugrientas cantinas de los puertos.

Y fue antorcha para prender los resecos pajonales de Los Llanos en Venezuela, después de pasar por las arcadas góticas de los palacios virreinales.

Como también hubo de surgir en la mítica figura de Simón Bolívar, el Quijote de América, desafiando el tiempo y a los designios extraños, hasta pretender luchar contra la Naturaleza si ésta se oponía a la liberación de su pueblo.

Bolívar, genio intrépido «voluble y libertino» tocó todos los puntos vitales para el ordenamiento de un continente mejor, con el trazo de su gloriosa espada respaldada por la Carta de Jamaica y el Mensaje al Congreso de Angostura. Hacía esfuerzos por lograr una Confederación de Repúblicas Americanas.

Después, las cáusticas medidas para detener el mal de las pasiones escondidas; para detener los utilitarios que siempre surgen de las contiendas triunfadoras…

De nada le sirvió hacerse presidente vitalicio.

Ni tampoco aceptar la dictadura para contener el caos de los apetitos desenfrenados.

«He arado en el mar» apenas acertó a decir con el corazón cargados de amargura, tristemente convencido y desengañado cuando las sombras de la muerte le rondaban en Santa Marta.

Desde esa finca en San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, donde se encontraba abatido por la tuberculosis «clavó la vista en el confín arcano/ vio por última vez el océano/ y rompió a sollozar».

Así nos pinta este cuadro desgarrador, el poeta Andrés Mata, el bardo quien fuera -cosas del Destino- incondicional poeta y amigo del «bagre» Juan Vicente Gómez, tirano a carta cabal, quien  abrió las puertas a las empresas miltinacionales para que brotara a chorros de dólares-bolívares, el oro negro en las concesiones otorgadas en 1912 en Mene Grande a orillas del lago Maracaibo con el Zumaque No.1 que salvó a la Compañía petrolera Shell de sucumbir al desastre económico.

Simón Bolívar, luego de su graciosa epopeya libertando a cinco repúblicas; luego de su desaparición física del escenario latinoamericano; la América del Sur crujió de anhelos reprimidos y se agrietó su unidad hasta romper el bello sueño concebido por El Libertador.

Y surgió una oligarquía que vino a sustituir con sus potencias de poder irreprimibles, la liberal concertación por la cual se había derramado tanta sangre con la esperanza de suprimir la garra opresora del colonizador español.

Y éstos últimos que vinieron con falsos estandartes libertarios e incendiarios panfletos engañadores, resultaron peores.

L brutal dependencia y la esclavitud disfrazada siguió caminando por el sendero de la maldad y de la agresión brutal.

Avalando la consigna de que el rico fuera más rico y el pobre fuera más pobre.

Ese es el drama que aún vive la América Latina.

Con nuevos matices demagógicos para adormecer a las incautas masas populares.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas