El drama de irse o quedarse

El drama de irse o quedarse

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
Con una frecuencia digna de mejor causa, las autoridades locales suelen asumir una postura pública que parece dar a entender que la emigración ilegal hacia Puerto Rico y Estados Unidos es un asunto policiaco o militar. Y anuncian que redoblarán el patrullaje marítimo por todo el litoral que separa a Puerto Rico de la República Dominicana y la Policía avisa que perseguirá y someterá a la Justicia a los organizadores de los viajes.

En estos días se ha llegado hasta solicitarle públicamente a la Justicia que sea más drástica con los organizadores de los viajes ilegales que son apresados y enviados a los tribunales.

Pero a pesar de esas proclamas y de esas amenazas, los viajes continúan. Los organizadores de los mismos y los viajeros no se amedrentan. Al contrario, cada vez viaja más gente, incluso a pesar de los lamentables accidentes que la prensa publicita de la forma más dramática posible.

La razón de este hecho debiera ser comprendida por las autoridades. El fenómeno de la migración ilegal hacia los Estados Unidos y Puerto Rico no es un asunto de policía, de Marina de Guerra o de medidas punitivas que se establezcan del lado boricua o del lado dominicano. El tiempo se ha encargado de demostrar la ineficacia de estas medidas. La naturaleza de este hecho está tan alejado de las respuestas que se han pretendido dar, que ni la muerte de los viajeros, que se cuentan por cientos, hace que los potenciales emigrantes desistan.

Veamos estos datos recientes: Entre el jueves pasado en la mañana y el sábado, las autoridades puertorriqueñas y dominicanas interceptaron cuatro yolas que iban llenas de viajeros para Puerto Rico. Una de las “embarcaciones” llevaba 77 viajeros.

La Guardia Costera de Puerto Rico tiene una contabilidad espantosa sobre este fenómeno. Según la misma, en los últimos once meses, más de 5,700 nacionales de la República Dominicana han sido interceptados tratando de ingresar de manera ilegal a Puerto Rico y Estados Unidos. Y en ese mismo período, unos 100 han perdido la vida. En total, 5,800 en once meses.

La relación es, entonces, de 527 viajeros interceptados cada mes, unos 17 por día.

Los estudiosos de los fenómenos migratorios hablan de expulsión cuando los habitantes de un país tienen que irse a otros en busca de mejores condiciones de vida. En otras palabras, los que se van no lo hacen de forma espontánea, aunque así parezca, sino que son inducidos a abandonar sus tierras impulsados por la ley de la subsistencia, por la necesidad de encontrar maneras de vivir que no hallan en el lugar donde residen.

Y se van, no a cualquier país, no a cualquier lugar, sino a aquellos que los atraen por la generosidad de su economía, por las facilidades que ofrecen a los extranjeros, por las condiciones que ponen para permitir trabajar a los extraños, etcétera. Son los llamados polos de atracción.

Para la República Dominicana, por ejemplo, el fenómeno de las migraciones post Trujillo ha sido extraordinariamente importante para su desarrollo socio-económico. Esto lo sabe aquí todo el mundo, civiles y militares, urbanos y campesinos, hombres y mujeres y, sobre todo, los parientes de quienes se han ido, de quienes han encontrado en Puerto Rico y en Estados Unidos, por ejemplo, las oportunidades que aquí nunca tuvieron.

El fenómeno tiene una expresión fundamentalmente económica, pero no solo económica. Entre 1993 y el 2003, por ejemplo, los emigrantes enviaron al país 14 mil 600 millones de dólares. Sin lugar a dudas, este volumen de dinero es mucho más que la inversión extranjera captada durante esos años y tal vez más que las exportaciones de productos nacionales.

La bondad de estos fondos no radica, sin embargo, en su cantidad, sin dudas importante, sino en su distribución por toda la geografía nacional entre los sectores demográficos de menores ingresos. En otras palabras, estamos hablando de un factor de estabilidad financiera para los hogares.

Pero esta migración tiene otras importantes dimensiones sociales, políticas, empresariales y culturales. Se pueden ver en talentos como Julia Alvarez, Oscar de la Renta, Silvio Torres, Manny Ramírez, Alex Rodríguez, Pujols, Félix Sánchez y otras figuras de la banca, del comercio, de la política, de la milicia, de la medicina y de la vida académica.

Estos hechos no son espejismos. Son realidades que los que están aquí, malviviendo entre carencias, entre administraciones corruptas, entre ineficacias para suministrar energía y agua potable a la población, entre violaciones de los derechos básicos de la persona y entre políticos que solo buscan el poder para exhibir sus vanidades y sus ambiciones, los ven, los palpan y terminan deseándolo.

Y tratan y seguirán tratando de alcanzarlos, porque siempre será más atractiva una aventura esperanzada que una seguridad que nada o poco ofrece.

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bavegado@yahoo.com

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