El drama de los caminos
de Monte Plata

El drama de los caminos <BR>de Monte Plata

Desde ir a impartir docencia hasta trasladarse de una comunidad a otra. ¡Qué difícil es moverse en Monte Plata!, una provincia donde los caminos  complican las cosas más simples. Pero la odisea es  mayor aún si los aguaceros deciden caer.

Bien lo saben los residentes de Yamasá y Mamá Tingó, quienes no pueden cruzar  el   río Guanuma cuando llueve por falta de un badén, lo que provoca que la docencia se suspenda en forma recurrente en varios centros educativos. Alrededor de 30 maestros tienen que atravesar el río para llegar a las aulas.

En Monte Plata, por falta de un “simple” badén sobre el río Guanuma, entre las comunidades de Yamasá y Mamá Tingó, la docencia se suspende en forma recurrente en varios centros educativos cada vez que llueve fuerte, pues  alrededor de 30 maestros tienen que atravesar el río para llegar a las aulas.

Por ende, la situación afecta a cientos de estudiantes que viven en el distrito municipal Mamá Tingó (antiguo Hato Viejo), ya que  muchos de sus  maestros viven en  Yamasá.

En Mamá Tingó y Yamasá puede llover varias veces en una semana, porque son comunidades ubicadas al pie de montañas con alta pluviometría.

Los docentes tienen que pagar 100 pesos para ser cruzados por “mulos humanos” que se aprovechan de esta vulnerabilidad para hacer un buen negocio. Algunos de ellos tienen motores por los cuales también tienen que pagar el cruce.

Pero mientras esto sucede en Mamá Tingó, existen al menos 12 maestros graduados que pueden impartir docencia y no han sido tomados en cuenta por el Ministerio de Educación, que sería una forma de resolver la pérdida frecuente de clases.

Entre los centros en los que se interrumpe con frecuencia la docencia se citan   el liceo Brígido Nolasco, así como las escuelas básicas Sabana Grande, El Ranchito, El Naranjo y La Estancia.

Esta precariedad fue denunciada por varios maestros como Cruz José, Luz María Muñoz, Lucrecia Laurencio y Félix Rodríguez, así como por varios dirigentes comunitarios.

Muñoz, quien está en espera de un nombramiento, deploró que esa situación ocurra  pese a que en la comunidad de Mamá Tingó hay  varios maestros aptos  para ejercer la docencia y que no tienen ningún otro empleo.

Se quejó de la inercia de las autoridades para resolver el problema que afecta a los estudiantes.

Mientras  que Cruz José, quien se traslada  desde Yamasá, expresó que muchas veces no tienen los recursos para pagar el cruce sobre el río y su alimentación, ya que hay maestros que imparten las dos tandas.

Laurencio afirmó que  el  badén  sobre el río Guanuma colapsó hace más de dos años.

Liceo inconcluso.  Los educadores también se quejaron por la  terminación incompleta del liceo Brígido Nolasco, que llevaba tres años en construcción.

La obra fue entregada recientemente, pero todavía falta por terminar el salón multiuso y el laboratorio de informática.

Los estudiantes tienen que realizar sus actos de graduación y  de otra índole a la intemperie.

 Incluso el plantel está en un nivel más alto del terreno  y en principio no tenía escalera, la cual fue levantada  posteriormente  por las autoridades municipales.

Los profesores  demandaron la culminación de la obra  a  fin de que  el proceso de enseñanza y aprendizaje puede ser más  completo.

Caminos vecinales en total deterioro

Uno de los accesos  a Mamá Tingó es entrando por Sierra Prieta,  del Municipio  Santo Domingo Norte. Desde el inicio del trayecto el camino principal está totalmente  intransitable, así como los cruces secundarios.  Grandes hoyos, zanjas, malas condiciones de pequeños puentes  y falta de badenes impiden un tránsito fluido.

Pero además, cuando llueve fuerte, lo cual es muy común en la zona, varias comunidades quedan aisladas por el desborde de los arroyos y ríos que atraviesan la zona.

También la erosión ha contribuido considerablemente al deterioro de las vías.

El deterioro de los caminos dificulta el traslado de los residentes en Mamá Tingó hacia los mercados de Santo Domingo, a donde llevan sus productos para ser comercializados e incluso ha limitado la entrada de mercancías a los pequeños colmados de allí.

El transporte público es servido en camionetas que cobran 150  pesos por un viaje de ida y vuelta,  cuando es en la parte trasera, y 200 cuando se hace en la parte de adentro. Mientras que los motoconchos cobran 100 pesos sólo por un traslado en una sola dirección  hacia la entrada de Santo Domingo.

Es por esta   difícil situación que atraviesan que los residentes en esta empobrecida comunidad que demandan de las autoridades  adecuarles  los caminos.

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