Elisa tiene 18 años y ya es madre de un niño de 10 meses. Tiene a su hermano mayor preso por consumir drogas y acaba de enterarse de que su madre está infectada de sida y que el que la contagió fue su propio padre. Cada día debe trasladarse a la Fiscalía del Distrito Nacional a llevarle comida a su hermano, tres años mayor que ella, y adicto a la marihuana.
La joven lloró ayer al llegar donde el policía que le hizo saber que a las 2:30 de la tarde había pasado la hora de entrar alimentos para los detenidos.
Dolor familiar. Elisa estalló en llanto y expresó que su hermano va a matar a su madre. Declaró que su hermano Jonathan fue apresado fumando marihuana en un edificio del sector Villa Consuelo, donde residen. Antes, el joven que vive del trabajo informal, había sido apresado y cumplió la pena en la cárcel de Najayo.
Elisa apuraba el paso para llevarle comida a su hermano, quien volverá a prisión. Cuando el policía le preguntó por qué no llegó a tiempo, le explicó que su madre no pudo cocinar temprano, debido a que tiene fuertes mareos.
En un plato desechable, la joven llevó arroz blanco, habichuela, carne de res guisada y, ensalada a parte.
Elisa debió sentarse. Estaba fatigada. Contó que su madre se desmaya y que presiente que morirá pronto. Los médicos le descubrieron una infección vaginal, que de no atender pronto, le produciría cáncer. Mi madre le pide mucho a Dios; dice que por qué le sucede eso, si ella no ha sido una mala persona.
Su padre, de 52 años, mecánico, dice que dejó los vicios y que entregó su vida al Señor.