Desde el 15 de agosto todos los chilenos, sin exageración, viven atentos al drama que padecen sus 33 compatriotas que están debajo de la tierra, atrapados bajo un alud minero. Unos rezan, otros se enteran de los detalles más mínimos que trasmiten los medios de comunicación y no pocos se han trasladado al poblado minero Copiapó  para dar apoyo a las familias que permanecen atentas a los trabajos de  perforación.

COPIAPO, Chile.  AFP.  «Están tan bien que incluso escriben poesía», dijo ayer el ministro de Salud chileno, Jaime Mañalich, sobre los 33 mineros atrapados en una mina del norte del país desde el 5 de agosto antes de leer el poema de uno de ellos en que pide que se levante el ánimo.

 El ministro leyó el texto, escrito por el minero Víctor Zamora y enviado a la superficie a través de ‘palomas’, los receptáculos de plástico que circulan de arriba a abajo por la sonda.

«Arriba ese ánimo compañeros, tenemos que organizarnos primero.

 Júntense todos, tenemos que rezar

 pidiendo a Dios que el sondaje llegue a tiempo de reventar.

 Pasan tres semanas y no deja de sonar

 Uno pasa de largo, otro hasta la mitad

 escúchame Dios mio, no puedo más»

El poema de Zamora «llegó a través de la sonda en unos papeles todos mojados» y «refleja lo que ellos viven y la fuerza que los acompaña», dijo Mañallich.  Para el ministro, el proceso de rescate es «como una maratón», en la cual «muchas veces baja el ánimo y tiene que venir alguien a darle agua y fuerza» a los corredores.  «Esta carrera de maratón tiene que ser coronada por el éxito de estos 33 compañeros», agregó, en referencia a los mineros atrapados desde hace casi un mes tras un derrumbe en el yacimiento donde trabajaban, en el desierto de Atacama (norte de Chile).