El dudoso triunfo de Trump y la inevitabilidad de la historia

El dudoso triunfo de Trump y la inevitabilidad de la historia

Bastaron solo dos zarpazos para que los Estados Unidos de Norteamérica dejara de ser el sueño americano. Al Qaeda quebró, con solo dos zarpazos, su “style of live”, su envidiable estilo de vida, de libertades y derechos negados a tantos otros pueblos gobernados por dictaduras férreas y sangrientas en su mayoría “made in USA”, auspiciando golpes de Estado e intervenciones militares, para aupar y mantenerlos fieles a sus intereses, a la política del “Buen Vecino” sintetizada en la Doctrina Monroe: “América para los americanos.” Unos pocos ejemplos para ilustrar: Cuba, Enmienda Platt, Fulgencio Batista; República Dominicana, Trujillo, intervenciones 1916 y 1965; Haití, los Duvalier; Nicaragua, los Somoza; Brasil, Getulio Vargas; Paraguay Strosnner; Venezuela, Vicente Gómez, Pérez Jiménez; Chile, Pinochet; Panamá, Nogueras, y Operación Cóndor, etcétera. Un muestrario de violaciones al derecho de autodeterminación de los pueblos y tratados internacionales.
Siempre “en defensa de la libertad y la democracia representativa tal como ellos y occidente lo perciben, entrando a puñetazo limpio el neoliberalismo, el mundo unipolar globalizado que traspasa la frontera histórica: el Caribe y América Latina. La apetencia de poder y dominio político y económico, no conoce límites ni prudencia. Sin detenerse ante la derrota humillante en Viet-Nan interviene en guerras y guerrillas: divide las dos Coreas, la China de Mao Tse Tung, se dispara hacia los países Árabes y su Primavera, Egipto, Libia, se lanza a la desoladora guerra del desierto, la del petróleo, contra su antiguo aliado Saddam Hussein, contra el Ayatollah de Irán, y aún se plantea Hillary “Cómo podemos ayudar, apoyar el inmenso progreso que sucede en muchos lugares de África y cambiar el rumbo de aquellos donde prevalece el caos y las privaciones.” Cambiar el rumbo, Angola, por caso? Los salvadores del mundo la emprenden ahora contra Siria, como antes lo hicieron respaldando los halcones del sionismo, y bombardean no cuarteles militares, sino hospitales con misiles y armas químicas letales prohibidas dejando un saldo horrible de niños, mujeres, de gente inocente muerta o aterrorizada “en defensa de los intereses vitales de la seguridad nacional y de la política exterior de los Estados Unidos, admite ante el Congreso su tenebroso presidente, Donald Trump, de pelo rubio, ojos azules y alma encallecida como Hitler, Stalin, Mubaru, un sátrapa más.
Con esa política “proteccionista de sus intereses nacionales” como guardián del mundo libre, amenaza con nuevos misiles contra Siria y ordena a sus “portaviones y toda su flote de ataque dirigirse a la península coreana.” Renuncia al dialogo y pone en peligro la supervivencia humana. Una tercera guerra mundial pondría fin a la convivencia y la paz del mundo. Estados Unidos, que nunca había vivido la experiencia de ser atacado en su propio suelo, hecho aún no esclarecido por el gobierno de Bush, le bastó un 11 de septiembre para desequilibrar la psiquis emocional de toda la nación. Donald Trump, ensoberbecido y prepotente, tras su dudoso triunfo, ha decidido pasar a la historia. Pasará, sin duda, pero no bendecido.

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