El Dúo Pimpinela estaba condenado
a desaparecer

El Dúo Pimpinela estaba condenado<BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2005/02/BD124414-7D3B-4AD0-8D22-A9280337A687.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=355 data-eio-rheight=390><noscript><img
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POR MANUEL EDUARDO SOTO
Desde que Lucía y Joaquín Galán llegaron a Nueva York en 1983 a promover su primer disco, intuí que tendrían que desaparecer algún día. Las peleas de pareja que caracterizaban a su estilo no podían durar toda la vida, tal como sucede en la realidad.

Pero estos originales y talentosos hermanos argentinos que formaron el legendario dúo Pimpinela gozaron de todas formas las divergencias matrimoniales y luego prefirieron otro tipo de música.

Ya han pasado más de 20 años desde que los conocí muy de cerca en la ciudad de los rascacielos y prácticamente ya han desaparecido de la vista pública internacional. Lucía se casó y no volvió a ser la mujer aguerrida que luchaba a brazo partido para que su «esposo» le hiciera caso. Recientemente participó en el programa de televisión de Susana Giménez y se notaba que el tiempo no había pasado en vano. Ya no era la muchachita sensual de «Olvídame y pega la vuelta», el tema que la dio a conocer internacionalmente junto a su apuesto y barbudo hermano Joaquín.

Por su parte, Joaquín está dedicado a buscar y producir artistas jóvenes con los que espera algún día encontrar a un nuevo Enrique Iglesias o a un Ricky Martin para enriquecer su cuenta de banco. Por lo que sabemos, éste todavía no surge de su establo.

Pero nadie puede negar que marcaron época con sus canciones –la mayor parte de ellas de su propia inspiración– y en sus presentaciones personales causaban furor, en especial entre las mujeres, las que se sentían identificadas con las letras que hablaban de la esposa que tiene todo lo material, pero se queja de que «me hace falta una flor», o que sabe que hay otra persona en la vida de su pareja y le pregunta que si su querida lo ama tanto, por qué no le lava sus «miserias».

En sus actuaciones, el escenario se transformaba en la sala del hogar o en un bar o restaurante, proporcionando el fondo adecuado para su vasto e ingenioso repertorio de temas compuestos especialmente para los problemas de pareja. En esto fueron innovadores y entre los que hoy en día usan su técnica se cuenta el cantautor guatemalteco Ricardo Arjona, quien la utilizó en su gira «Alma caribe».

Hijos de españoles, los hermanos Galán han contado que comenzaron a dramatizar canciones desde pequeños en casa ante las risas y aplausos de sus familiares. De su hogar al disco, el paso fue natural y más tarde lograrían hacer largas giras por la tierra de sus padres, donde las puertas no son fáciles de abrir para un artista latinoamericano. Los prejuicios son fuertes en la Madre Patria, como muchos de sus colegas lo saben.

En 1993 ampliaron más aún sus horizontes, incursionando en el mercado brasileño, donde aparte de ser extranjeros tenían la barrera del idioma. Su compañía disquera de entonces, Polydor, se la jugó organizándoles una gira por las principales televisoras y radioemisoras de Río de Janeiro y São Paulo. Como muestra de la amistad que cultivaron conmigo a través de su carrera, tuvieron la gentileza de invitarme a que los acompañara en esa visita histórica al inmenso país sudamericano en el que yo había vivido durante dos años como corresponsal de la agencia de noticias UPI.

Bajo el brazo llevaban el álbum «Só há um vencedor», la versión en portugués de «Sólo hay un vencedor», el que batió récords de ventas en toda América y España.

Sus canciones las presentaron en los populares programas televisivos conducidos por divas brasileñas como Angélica y Fío Maravilha. En los dos shows a los que asistí, el público los aplaudió fervorosamente y entonó junto a ellos los temas de promoción que ya se escuchaban en las emisoras locales.

Esa producción contenía éxitos como «Con un nudo en la garganta», «Hay amores que matan» y la segunda parte de «Por ese hombre», donde el triángulo amoroso lo completaba el español Dyango.

Aparentemente no hubo seguimiento a esos temas en Brasil, lo que permitió que los brasileños los olvidaran tiempo más tarde.

Después de agotar las peleas matrimoniales, los Pimpinela intentaron variar su estilo, grabando incluso un merengue cuando este ritmo típico dominicano estaba en su apogeo internacionalmente, pero no pudieron encontrar el camino esperado para renovar su etapa de éxito.

Ya maduros, los hermanos Galán pueden estar tranquilos, pues quedarán para siempre en la memoria del público hispanoamericano por su estilo único y teatral.

*El autor es periodista chileno.

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