El duro negocio de las alianzas

El duro negocio de las alianzas

POR JUAN BOLÍVAR DÍAZ
En un contexto de campaña electoral adelantada, los tres partidos mayoritarios se han envuelto prematuramente en un frenesí de negociaciones en búsqueda de alianzas para los comicios legislativos y municipales de mayo próximo.

La clave de las negociaciones están en manos del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), que negocia al mismo tiempo con los otros dos mayoritarios, al mejor postor y muestra impúdicamente sus dificultades para recuperar terreno perdido y volver a ser opción de poder.

Si es por quien puede ofrecer más, los reformistas podrán sacar mayores ventajas negociando con el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que tiene más que ofrecer al controlar el gobierno central, pero estratégicamente remarcan el camino hacia su disolución como fuerza política de primer nivel.

Decisión precipitada

Aun a más de seis meses para las elecciones congresionales y municipales, es evidente que los partidos mayoritarios se han precipitado en un frenesí de negociaciones para alianzas guardando relación con una intensa lucha por las candidaturas que lleva ya meses al interior de esas organizaciones.

El artículo 62 de la Ley Electoral establece un plazo para el registro de alianzas electorales que vence a más tardar 75 días antes de las elecciones, es decir hasta el 28 de febrero, para lo que todavía faltan 80 días.

Las negociaciones, iniciadas a partir de una reunión efectuada entre perredeístas y reformistas a comienzo de octubre pasado, han sido precipitadas por el también temprano proceso de selección de candidatos, ya iniciado por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y fijado para diciembre por el PLD y para enero por el PRSC.

Muchos no entienden qué necesidad tienen los partidos de iniciar tan temprano la campaña electoral para los cargos legislativos y municipales, adelantándose tanto a la proclama de la campaña electoral que según la ley debe dictarse a más tardar 90 días antes de los comicios, en este caso el 16 de febrero. Los partidos tienen hasta el 15 de marzo para inscribir sus candidatos, según el artículo 70 de la Ley Electoral que lo establece a más tardar 60 días antes de cada elección.

Hasta el momento son dos las reuniones formales que han sostenido los reformistas con los perredeístas, la última de las cuales fue el lunes 7 de noviembre. Han tenido una con el PLD habiéndose anunciado otra para los próximos días, aunque el jueves se anunció que las negociaciones quedan en suspenso. Aparte se cuentan los contactos informales efectuados entre dirigentes políticos.

Las negociaciones han involucrado las cúpulas directivas de los tres partidos mayoritarios, incluyendo al presidente de la República y líder del PLD, doctor Leonel Fernández. Peledeístas y perredeístas aparecen dispuestos a “cualquier sacrificio” para conseguir un pacto con el PRSC que les permita una mejor perspectiva de controlar el poder legislativo y el municipal. Para ambos partidos puede ser decisivo aún el 8 por ciento de los votos que obtuvo el reformismo en las elecciones del 2004, que puede ser mayor en el plano provincial y municipal.

En las últimas elecciones congresionales y municipales, las del 2002, el PRSC ocupó el segundo lugar, habiendo ganado en 2 provincias y 11 municipios. El PLD sólo ganó en el Distrito Nacional y en 7 municipios. El PRD se alzó con una mayoría apabullante al obtener mayoría de votos en 29 provincias y 104 municipios. El Partido Revolucionario Independiente (PRI) fue el cuarto ganador, en 3 municipios.

Sorpresiva suspensión

Este jueves cuando se esperaba una nueva reunión de los dirigentes reformistas con los peledeístas, el presidente del PRSC, ingeniero Federico Antún, sorprendió anunciando que las negociaciones “quedaron en suspenso, por el momento” para discutir con la dirección nacional el camino a seguir en relación a la participación electoral.

Al parecer los líderes del partido colorado decidieron transitar el camino institucional, acogiendo reclamos como el del ingeniero Guillermo Caram, quien estima que el Directorio Nacional es el organismo que debe decidir las líneas políticas y las estrategias electorales, por lo que había solicitado su convocatoria.

Caram, partidario de que el PRSC trille su propio camino, se había quejado de que las negociaciones para alianza habían sustituido el mecanismo instituido por los estatutos del partido para escoger sus candidatos que es la elección primaria, para lo cual se han inscrito cientos de candidatos a nivel nacional.

Otros partidarios públicos de la participación “para reafirmar el partido” y abandonar el papel de comodín, son el excandidato presidencial Eduardo Estrella, Luis Toral y Berlarminio Ramírez.

Esta semana emergió en Santiago la “Corriente Reformista No a las Negociaciones”, ni con el PLD ni con el PRD, reclamando “apoyo militante a las candidaturas propias”, presidida por Conrado Asencio y Jorge Coronado, la cual envió una carta a Quique Antún pidiendo rectificar el camino.

Con más de dos meses por delante para negociar, la máxima dirección reformista hace bien en consultar a la directiva nacional. En cualquier caso para que pueda darse una alianza con otro de los partidos mayoritarios tendrá que mediar la renuncia de una parte de los aspirantes de cada una de las organizaciones involucradas. El que ya hayan sido escogidos hace más difícil los pactos, pero no imposible. Por demás, tanto en el PRD como en el PLD podrían hacer reservas de candidaturas para cuando esté maduro el tiempo para una negociación final con el PRSC.

En la dirección colorada son muchos los que estiman que el partido no está en condiciones de irse solo a los comicios porque podría exponerse a quedar en peores condiciones que en los comicios del 2002, celebrados cuando todavía Balaguer vivía, aunque estaba virtualmente en agonía. Falleció dos meses después.

Hay quienes creen, como la doctora Licelotte Marte de Barrios, que ninguno de los tres mayoritarios puede darse el lujo de despreciar la posibilidad de una sumatoria de fuerzas por lo menos en las jurisdicciones en que son débiles, que todos las tienen. Ella rechaza que su partido haya sido bisagra, argumentando que sólo pactó en 1996 “por razones patrióticas”, lo cual es cierto, pero se desgastó en infructíferas negociaciones y diversidad de corrientes que favorecían los pactos para los comicios del 1998, 2000, 2002 y 2004.

El dilema: ¿PLD o PRD?

Si decide, como se espera, volver a las negociaciones el PRSC tendrá que afrontar el dilema de si se alía al partido de gobierno o al de oposición. Aunque podría optar por dejar que sea en cada provincia que decidan con quién se juntan. Caram cree que en unos lugares favorecerán la alianza con el PLD y en otros con el PRD, de acuerdo a las conveniencias locales. Hay quienes preferirán irse solos.

En lo inmediato parece claro que el partido morado está en condiciones de ofertar más. Se afirma que ofrecería la mitad de las candidaturas a senadores y regidores y por lo menos un tercio de las de diputados. Se ha llegado a hablar de 16, 90 y 60.

El PLD tendría más facilidad para desprenderse de esas candidaturas, pues tiene el poder para ofrecer cargos de compensaciones a quienes queden insatisfechos. Por demás, entre sus dirigentes hay más conciencia de corporación que en el perredeísmo.

Estratégicamente, para el gobierno peledeísta es fundamental despojar al PRD del control de las cámaras legislativas, especialmente del Senado, y de una buena parte del dominio municipal, lo que contribuiría al debilitamiento del partido blanco y en consecuencia abriría mayores perspectivas para un largo reinado morado en el poder.

Claro que por las mismas razones los perredeístas tratan de sumar sus fuerzas con el reformismo, no sólo buscando mantener su fuerza congresional y municipal sino especialmente para debilitar al PLD y abrirse posibilidades de retorno al poder.

La alianza PRSC-PLD es estratégicamente más peligrosa para los colorados, porque el partido morado ha crecido a su costa, atrayéndose parte de sus militantes, desde el Frente Patriótico de 1996 hasta ahora. Ambos tienden a ocupar el mismo espacio social e ideológico. Justamente esa alianza tropieza con el hecho de que la última fragmentación del reformismo está precisamente aliada al PLD. Coincidir con éstos le resta fuerza moral a los dirigentes salidos de la renovación directiva de este año.

En cualquier caso la alianza tendería a reafirmar al PRSC como tercer partido, como la bisagra del sistema electoral dominicano. Pero un poco más si es con el PLD. Una alianza de oposición siempre es más digerible. Juntarse con el que está en el gobierno resta fuerza para reclamar sustituir a quienes ejercen el poder.

La experiencia de 1996 no abona mucho las simpatías por la alianza colorado-morada, porque los primeros creen que los peledeístas “fueron ingratos”, que “comieron solos” y además pescaron en sus aguas, atrayéndose parte de sus cuadros y militantes.

Pero con el PRD habrá mucho más dificultades para conseguir una buena tajada del pastel congresional y municipal, que satisfaga las expectativas de dirigentes y militantes, muchos de los cuales no están acostumbrados a tan prolongada ausencia del poder. Hay quienes creen que la supervivencia del partido colorado pasa necesariamente por una buena cuota del poder, y eso sólo lo garantiza el que está en el gobierno, donde hay muchas otras formas de premiar o compensar, incluyendo cargos, compras y contratas.

No hay dudas de que el proceso pone en juego el futuro del Partido Reformista, incluyendo riesgos de nuevos fraccionamientos, por disensión sobre las negociaciones. Todo dependerá del nivel en que se encuentre la fe en la organización y el propio aprecio de sus posibilidades de recuperación. Los que tienen bajos esos dos ingredientes favorecerán la alianza y con el que más ofrezca.

Finalmente, para los que desconocen el sistema electoral, hay que recordar que las candidaturas congresionales y municipales son indivisibles. Es decir que se vota por el senador y los diputados de un mismo partido, lo mismo que por el síndico y los regidores. Eso y el voto preferencial hacen más difícil las alianzas.-

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