El eco de un comunicador

El eco de un comunicador

UBI RIVAS
Un comunicador es un ser humano idéntico a sus semejantes con la diferencia de disponer de una noción de captación y penetración de los hechos, el medio circundante, y más allá, y además, el manejo de las palabras para formar oraciones correctas y servirlas en función de informaciones.

La profesión más complicada, riesgosa e incomprendida incuestionablemente es la del comunicador, del escritor conectado con el debate del acontecer de su país y extrapolado al escenario de la aldea planetaria, donde, como sentenció para la posteridad el filósofo de la antigua Hélade, Terencio, «nada humano me es ajeno».

El comunicador peor asimilado por su sociedad es el que aprecia y enjuicia los procesos políticos de su país, porque cuando pondera la gestión gubernativa está parcializado o vendido al oro corruptor, y si la analiza descarnado está financiado por la oposición.

Resulta, por lo menos, con el suscrito, que no es ciertamente así.

Con la modestia, sencillez y pobreza de recursos económicos que los que me conocen saben, además tienen en el «disco duro» de sus memorias, que quizás sea el único comunicador viviente que he sostenido relaciones muy estrechas con dos gobernantes y compadre de otro, y la casa donde resido no es mía y la cuenta bancaria que lleva mi nombre está al experticio de quien desee.

Eso, a medio siglo de ejercer la profesión más riesgosa del mundo, la que presenta un saldo de muertos cada año más que cualquiera otra. ¿O no es así?

Es por eso que he sentido como un fuetazo en el rostro que un relacionado a quien aprecio muchísimo desde mi adolescencia en el Primer Santiago de América, por demás pariente lejano por parte paterna, expresase a otro relacionado que «estoy entregado a Leonel».

Tampoco es así.

Resulta que las firmas de sondeos públicos endosa al presidente Leonel Fernández un 42% en la preferencia del electorado, hoy, y al candidato a vencer del PRD, ingeniero Miguel Vargas un 35%.

Eso, si las elecciones fuesen hoy, pero resulta que no son hoy sino dentro de nueve meses, y de aquí hacia allá, 16-05-08, el presidente Leonel arbitrará un presupuesto este año de RD$280 mil millones y el año próximo por unos RD$320 mil mm, es decir, un total de RD$600 mil millones.

Es muchísimo dinero, recursos abundantes impresionantes, 400 mil individuos en la nómina de la burocracia estatal, inauguración de dos obras sociales cada semana, como hacía el presidente Joaquín Balaguer, más de 70 hasta mayo de 2008, con la potestad faraónica del artículo 55 y la discreción del jefe del Estado de asignar obras de grado a grado que sosiega muchísimo la ración oronda del boa constructor.

Además Leonel posee el charmel, el carisma que poseían los grandes líderes, Balaguer, Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez, y en menor nivel, pero lo tenía y lo tiene, Hipólito Mejía, y del que carece Miguel Vargas.

¿O suscita el atractivo político, el glamour que impacta en las grandes mayorías el candidato del PRD?

Afirmar eso es un embuste del tamaño del país y además aproximarle el mayor de los daños a Miguel Vargas, un hombre bondadoso, incapaz de planear una maldad a alguien, haciéndole creer algo que no se corresponde con la verdad.

El quid vertebral de un comunicador social es saber diferenciar su deseo particular de la ocurrencia de un suceso político, a la verdad del escenario que describe.

«That is the question»,  afirman los yanquis, de quienes también es el consejo: «Escríbalo y no lo olvide» (Raigh and dont forget).

Todos somos bastante, aunque no todo, los que otros piensen de nosotros, y en un comunicador social, rehén del tobogán de las pasiones políticas, generalmente púrpuras, más que el resto de sus semejantes.

El estilo, como sentenció don Miguel de Unamuno, es el hombre. También su conducta, su manera de expresarse, su forma de vivir y sobre todo, como lo juzgan la mayoría de sus lectores y sus efectos más próximos, que es la verdadera familia, porque la sanguínea, acontece ser accidental.

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