El Efecto Dominó

El Efecto Dominó

No debería sorprender a nadie que desde el país se envíe ahora dólares o euros hacia Estados Unidos o Europa.

A través de la mágica y avanzada tecnología, una inmensa mayoría sabe de las dificultades por las que atraviesa mucha gente, a causa del desplome financiero de esas potencias.

Era previsible que el estrepitoso derrumbe del capitalismo iba a depararnos amplias sorpresas, impensables décadas atrás.

A lo interno, debemos revisar estrategias, porque las recetas de los años 60 ó 70 del pasado siglo, no pueden producir hoy iguales efectos.

El mundo es tan cambiante como la vida misma; las sociedades evolucionan a velocidad espantosa.

Cada nación y sus mercados reaccionan de manera diferente. Los pueblos, aunque interconectados más fácilmente ahora por las innovaciones tecnológicas, asumen conductas según su idiosincrasia. Lo que es una receta válida para los gringos, no podrá surtir similares efectos en República Dominicana.

Los hábitos alimenticios europeos no podemos trasplantarlos en la nación dominicana.

Si bien una parte de la población se hace adicta a las modas estadounidenses, o se contagia con la música de sus artistas, es un fenómeno que tiene otra interpretación.

Esta semana escuché a un ducho profesional afirmar que la economía dominicana posee una especial característica para superar dificultades. Le creo.

Pero la fuerte dependencia nuestra de las remesas y el turismo nos hace, obligatoriamente, prisioneros de norteamericanos y europeos. En este caso, sí el Efecto Dominó puede volverse contra nosotros.  

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