El efecto Duquesa

El efecto Duquesa

La permanencia de montones de basura en cuatro municipios del Gran Santo Domingo está haciendo sus efectos en la salud de la gente. Aunque sin dar cifras, los neumólogos Luis Alan Lora y el presidente de la Sociedad Dominicana de Neumología, Rodolfo Soto Ravelo,  han advertido que se ha producido  un  incremento notable en el número de consultas e internamientos de personas en clínicas y hospitales, por trastornos respiratorios y gastrointestinales. Sin vacilaciones, asocian la situación a la insalubridad provocada por  la acumulación generalizada de desperdicios. La crisis por el colapso del vertedero de Duquesa entró en su segundo mes y la solución del problema no parece a la vista, al menos por el momento.

Al margen de lo que hagan los ayuntamientos de los cuatro municipios que vierten en Duquesa para deshacerse de los desperdicios acumulados, la situación reclama ponerle atención a los efectos que en la salud está provocando la acumulación y descomposición de tanta basura. Los ministerios de Salud Pública y Medio Ambiente, en coordinación con los ayuntamientos, deberían jugar un papel más activo en la búsqueda de alternativas para desactivar la que podría ser una bomba sanitaria en ciernes. La advertencia de los dos médicos que hemos citado es una indicación muy clara de que hay que actuar a tiempo para evitar que la situación degenere en una emergencia sanitaria.

HAGAMOS UNA REVOLUCÍON

Las fuerzas representativas de la sociedad  han sido convocadas a trabajar junto al Gobierno para lograr  un pacto por la educación. La convocatoria, que no debe ser excluyente bajo ningún pretexto, abre una oportunidad  para que las organizaciones de todas las disciplinas aporten ideas para corregir la causa fundamental  de nuestro subdesarrollo. El mundo, con un comercio cada vez más tecnificado, obliga  a los países a hacer énfasis en la calidad de la enseñanza como factor básico de competitividad.

Son numerosos y diversos los estudios que diagnostican que nuestro atraso está asociado a la baja calidad de la enseñanza, que va desde la básica hasta la superior, con serios perjuicios para la formación de nuestros recursos humanos. La Estrategia Nacional de Desarrollo contempla ese pacto y debemos asumir la convocatoria como la mejor oportunidad para lograr una auténtica revolución del conocimiento.

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