El ejemplo de la golondrina

El ejemplo de la golondrina

El diputado Víctor Suárez Diaz, que representa a Santiago de los -Caballeros, ha dado una lección al Presidente de la Cámara Baja, y a sus colegisladores, al rechazar un “aporte” de 300 mil pesos asignados a cada legislador para que haga campaña con el dinero del erario y celebre el Día de las Madres, en su jurisdicción.
Una actitud como esa no debía ser celebrada ni reconocida puesto que se trata de una conducta que se compadece con el accionar de cualquier persona decente, honesta, enemiga de lo ajeno: no usar dinero que no le corresponde, no gastar dinero que no ha ganado con el sudor de su frente, con su intelecto, con su ejercicio profesional. La inversión de valores y el irrespeto al pagador de impuestos y al consumidor son la norma, no la excepción.
Como si se jugara a la desmemoria, en la certeza de que somos un pueblo olvidadizo y permisivo, hace mucho que no se habla del “barrilito” mediante el cual el Senado de la República “premia” con un peso mensual por cada voto que ha permitido la elección de sus miembros. En su momento, el anuncio y la entrega de ese dinero extra del erario para los miembros de la Cámara Alta fueron piedra de escándalo.
Alguien debe haber jugado al “no te preocupes” esas protestas son fruto de que el asunto es reciente, que está caliente, pero recuerda que “la fiebre no está en las sábanas”.
Un seguidor cercano del doctor Joaquín Balaguer le comentaba los duros términos contenidos en el editorial de ese día del diario El Nacional. El viejo y sabio conocedor de la política criolla le respondió a su amigo García, ¿usted recuerda el contenido del editorial de El Nacional de ayer? El periodista Héctor García le respondió, no señor, no lo recuerdo. A pues aplíquelo al editorial de hoy.
Aunque la Constitución siempre ha prohibido que se legisle en beneficio propio, desde hace décadas se acepta como “normal” la asignación de dos exoneraciones de vehículos, sin que importen el modelo ni el precio, las cuales son objeto de ventas ilegales a terceros, que algunos aprovechan para importar vehículos cuyo mantenimiento debe ser ofrecido por mecánicos especializados procedentes de las casas fabricantes. Lo mismo ocurre con los repuestos.
El uso de dinero del erario para que legisladores, y quienes no lo sean, realicen campañas electorales, el ”barrilito” y las asignaciones especiales para que legisladores compren libros a sus hijos, paguen los colegios y las universidades, deben ser objeto de persecución judicial, hoy, mañana o después.
Mientras, la acción de diputado Díaz es correcta, pero es la de una sola golondrina, que no hace verano.

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