El conflicto por el proyecto de un canal haitiano que tomaría aguas del río Masacre ha tomado ahora tres rumbos: por un lado, los haitianos siguen construyendo su canal o “rigola gigante” y dicen que ya está un 80% terminado. Tan solo cuando se complete se sabrá si es o no un elefante blanco por no contar con capacidad para subir el agua desde el río. Por el lado dominicano el presidente Abinader decidió reabrir el viejo canal de La Vigía para utilizarlo como tubo de desviación (“by pass”) que captaría aguas del río antes de este llegar al canal haitiano y las devolvería al río después de ese canal, estando el flumen ya en territorio dominicano. El propio presidente ha admitido que ese tubo de desviación reduciría sustancialmente la cantidad de agua que llegaría a la zona del canal haitiano y que la obra estaría terminada en dos o tres semanas.
Tan solo cuando estén listos el canal haitiano y la desviación dominicana es que se aclararán las cosas. Mientras tanto, a no ser que surja un veto ruso o chino es probable que las tropas de por lo menos cinco países y que encabezaría Kenia llegarán a Haití antes de Navidad, y sería entonces cuando se definiría si el gobierno de Henry, o su sucesor, realmente controlan todo el territorio de ese país y puedan actuar sobre la zona del río Masacre.
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Mientras tanto, se corre el riesgo de que los haitianos nos culpen por la inoperatividad de su canal, no por estar mal diseñado, sino porque los dominicanos le quitaron el agua. Ya a Juana Méndez le hemos quitado el acceso a la comida y a los empleos de Codevi y ahora estamos por quitarle el acceso al agua de su canal. Se corre pues el riesgo de actos de violencia por parte de haitianos contra dominicanos.
Por eso es bien importante la declaración del presidente Abinader de que una vez compruebe que el tubo de desviación funciona, podría abrir parcialmente la frontera. Ojalá que se comience con la libre exportación de comida y la apertura de la aduana en Codevi. En algún momento se podría negociar con el gobierno haitiano, actual o futuro, el rediseño de su canal a cambio de cerrar nuestro tubo de desviación de La Vigía.
Tal vez debemos mirar como solución más a largo plazo el ejemplo de lo que hicimos sobre el río fronterizo de Pedernales. Allí los dominicanos hacia una toma y los haitianos otra para después nosotros hacer una tercera, siempre desviando agua unos del otro. Durante el Gobierno de Antonio Guzmán y siendo “Baby” Doc presidente de Haití, se llegó a un acuerdo y en un acto en 1980 que contó con la presencia de ambos presidentes se inauguró una presa derivadora con toma caucasiana por medio de la cual la mitad del agua del río fluye por la orilla haitiana y la otra mitad por la orilla dominicana. Eso ha evitado problemas durante unos 45 años.