El ejercicio mental combate el dolor

El ejercicio mental combate el dolor

LONDRES (EFE).- Las tareas mentales destinadas a aumentar la confianza en las posibilidades físicas de un paciente son más eficaces que la propia actividad física a la hora de combatir dolores crónicos como el de espalda.

Así lo señala un estudio del Centro de Rehabilitación de la Universidad de Maastricht (Holanda) publicado en la revista médica  “BMC Musculoskeletal Disorders”.

Los investigadores de ese centro médico examinaron los efectos de ambos tipos de actividades sobre 223 personas aquejadas de dolor de espalda, a las que se dividió en cuatro grupos.

Durante diez semanas, un grupo no recibió tratamiento alguno, otro estuvo sometido a tratamiento físico, un tercer grupo estuvo sometido a terapia mental mientras que el cuarto recibió ambos tipos de tratamiento.

El ejercicio físico incluía montar bicicleta, correr y hacer estiramientos mientras que a los pacientes del grupo sometido a terapia mental se les encomendaron una serie de problemas que debían resolver.

Un terapeuta identificó una serie de tareas, por ejemplo, de tipo doméstico, que los pacientes se sentían incapaces o poco deseosos de cumplir porque temían que se les agravase el dolor de espalda.

Quienes habían recibido tratamiento físico demostraron haberse beneficiado aunque tres de ellos dejaron de hacer las tareas encomendadas tras una semana por culpa del dolor.

Quienes sólo recibieron terapia mental y cognitiva fueron quienes se mostraron en mejor forma –mejor aún que los del grupo en los que se combinaron los ejercicios físicos y mentales– ya que ninguno de ellos se vio obligado a abandonar.

Según el director del equipo investigador, Rob Smeets, los resultados indican que entrenar la mente puede ser como mínimo tan eficaz como el trabajo físico con los músculos para eliminar el dolor mental.

El entrenamiento físico permite que los músculos recuperen la fuerza perdida, pero el de tipo mental da a las víctimas la confianza necesaria para superar “las barreras psicológicas” en el proceso de recuperación física.

Y esto último los ayuda a ser más activos en relación con quienes están convencidos de que no pueden hacer nada porque les duele la espalda.

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