Es un privilegio referirme a un libro de poesía, el género que emplea los más elevados recursos literarios para aventurarse en los más recónditos territorios de la experiencia humana, a fin de ahondar en los sentimientos y resaltar la belleza y la expresividad del lenguaje.
Celebramos la publicación de El elogio de los números, el último regalo a sus lectores del talentoso escritor dominicano Juan Carlos Mieses. En esta obra singular, el autor explora un territorio inusual para la lírica: el fascinante y atemporal mundo de los números.
Lejos de ser meros símbolos de cálculo, en los versos de Juan Carlos, los números se transforman en metáforas poderosas sobre la existencia, el tiempo y el cosmos.
Todos sabemos que Juan Carlos es un escritor laureado, quien en el 2024 recibió el Premio Nacional de Literatura y que ha obtenido otros galardones importantes como el Premio Siboney, en los años 1983 y 1985, por sus obras poéticas Urbi et Orbi y Flagellum Dei, respectivamente; el Premio Pedro Henríquez Ureña de Poesía, en 1991, por su libro Gaia; y el Premio Internacional de Poesía Caribeña Nicolás Guillén 2000 por Desde las islas.
En el 2015, el Banco Central publicó su obra poética completa hasta esa fecha con el título Caminos sobre la mar. Además, el autor ha publicado dos novelas: El día de todos y Las palomas de la guerra y el libro de ensayos literarios Apología de las palabras (Premio Anual de Ensayo 2013); Palabras como agua (Entrevistas y discursos, 2018) y el libro de cuentos La resurrección del Dr. Balaguer.
No es fortuito que estemos reunidos para asistir a la puesta en circulación de El elogio de los números, un título cautivador, pero que sin dudas habrá causado algunas interrogantes, como podrían ser, por ejemplo: ¿por qué un poeta loa a los números? Y ¿qué relación tienen los números con la poesía?
En verdad pocas veces se relacionan las letras con los números. De hecho, muchos escritores confiesan su rechazo a las fórmulas matemáticas, a la aritmética, a la geometría y a otras materias relacionadas con los cálculos, pues los aedas y los pensadores se inclinan especialmente hacia la abstracción.
Los números tienen una importancia fundamental e incalculable para la humanidad, pues permean prácticamente todos los aspectos de nuestra existencia. Su influencia es tan profunda que a menudo pasa desapercibida, pero sin ellos la civilización, tal como la conocemos, sería impensable.
Además, comprender los números fomenta el pensamiento lógico y crítico y la capacidad de interpretar información cuantitativa.
Los números han inspirado la creación de poesía, música y otras formas de arte, a menudo cargadas de simbolismo y significado cultural. Igualmente, las proporciones numéricas y geométricas han sido utilizadas históricamente en la arquitectura y el diseño para crear armonía y belleza.
Puedes leer: Imperios sin corona, dictaduras sin uniforme: la nueva autocracia global
Sin la capacidad de conceptualizar y manipular los números, la humanidad no habría podido alcanzar el nivel de desarrollo en el que se encuentra hoy.
Los números, en su esencia, son abstracciones. Representan cantidades sin estar intrínsecamente ligadas a emociones o experiencias sensoriales directas.
Esta abstracción es diferente a los significados del lenguaje poético o de las expresiones artísticas, que a menudo buscan evocar sentimientos y conectar emocionalmente.
Tradicionalmente se ha establecido una dicotomía entre la razón (asociada a la lógica y a los números) y la emoción (asociada a los sentimientos y a las experiencias subjetivas). Esta separación cultural puede contribuir a percibir los números como pertenecientes al ámbito de lo frío y lo racional, en contraposición a lo cálido y lo emocional.
Sin embargo, esta percepción no es específica a los números mismos, sino a la forma en que los utilizamos e interpretamos. Los números pueden ser herramientas poderosas para comprender el mundo y tomar decisiones informadas y pueden ser fuentes de belleza y patrones fascinantes.
La clave está en encontrar un equilibrio entre la objetividad que ofrecen los números y la comprensión de la complejidad humana y emocional que va más allá de la mera cuantificación. Reconocer tanto la utilidad como las limitaciones de los números nos permite utilizarlos de manera más efectiva y humana.
Por fortuna, Juan Carlos Mieses, un escritor cabal y un humanista probado, de acrisolada sensibilidad personal y artística, ha encontrado bastantes motivos de inspiración en los números para escribir y entregarnos su poemario Elogio de los números, que hoy empieza a circular gracias a una certera decisión de la Fundación Corripio.
Nuestro bardo, seducido por la poesía desde hace décadas, inicia su conjunto de poemas con «Premisa», en cuyos versos canta, con voz diamantina y honda, a los números cuando expresa:
Hay también belleza, encanto y armonía
En los números y en sus avatares
El ecléctico cero
El uno solitario
La diada fiel
El armónico tres ajeno a incertidumbres
El cuatro de las estaciones
El cinco del islam y sus pilares
El perfecto seis de Pitágoras
El siete de los míticos primeros días…
En esos versos de Juan Carlos encontramos hermosura, diafanidad, hondura y armonía, pues vincula sus expresiones con significados esenciales que siguen gravitando en la historia de la humanidad en diversas vertientes y lo hace con notable fluidez y sutil belleza.
Juan Carlos Mieses amplía su lírica tocando líneas y figuras geométricas como son los conos y los círculos, que relaciona con el universo, los árboles y otros pobladores de la naturaleza de varios lugares de nuestro país y de otras latitudes.
Sus versos no sólo son un prístino y armónico canto a los números, flechas que dan en la diana. Son celebración, homenaje al hábitat, a los animales, a la luna, «al resplandor de las tardes», a los insectos, al «furor de las mareas», a las abejas y a los «hexágonos que quieren ser un panal».
Se balancea el poema de Juan Carlos entre los números y la grandeza del universo, de la naturaleza, del mundo ancho, rico y diverso.
En la página 33 del libro, se publica el poema «Dos: vectores impalpables», y resaltamos esa palabra vector, que según la RAE, en el campo de la física, es toda «magnitud en la que, además de la cuantía, hay que considerar el punto de aplicación, la dirección y el sentido».
Juan Carlos emplea la expresión «vectores impalpables» para pincelar un poema enriquecido por las reminiscencias lejanas y emblemáticas, las alusiones a seres y temáticas legendarias y mitológicas, sin las cuales no sería tan fructuosa ni tan inmensa la cultura de la humanidad.
Y así entona en los siguientes versos:
Vectores impalpables
acompañan a la luna a rodar en la distancia
hasta alcanzar su redondez.
¿Escucharon?
¡Qué manera tan original para referirse a las fases de la luna que, mientras pasea con donaire por el vasto firmamento, nos va mostrando distintas fisionomías conforme a la cantidad de luz solar que se le refleja en la superficie.
El poema «Cuatro», que empieza tras la evocación de unos versos del gran Rafael Alberti, notable poeta español perteneciente a la Generación del 27, sigue hermanando a los números con la sublimidad de la poesía, colindando con los saberes, con los grandes que se fueron…
Y cito unos cortos versos:
El sempiterno vuelo de una flecha en Elea;
y el de la bala que interrumpió los sueños
del corazón de Lorca.
Bien pudiera continuar resaltando la riqueza expresiva de otros poemas que conforman El elogio de los números, pero lo conveniente sería motivarles a abrevar en los versos de Juan Carlos y a descomponerlos, a auscultarlos, a olerlos y a degustarlos, para que vivan la valiosa experiencia de percibir la coherencia interna de sus composiciones, su rítmica y sutil fluidez, las resonancias que provocan sus estructuras y figuras literarias y la particularísima manera en que nuestro admirado autor ha logrado celebrar sublimemente los números, escribiendo exquisitos poemas para el presente y la posteridad.
Prepárense, entonces, para una travesía poética inusual y fascinante. Con El elogio de los números, Juan Carlos Mieses nos invita a descubrir la belleza oculta y la profunda repercusión que palpita en el universo de las cifras.
Más allá de la aritmética, Juan Carlos desvela un mundo donde los números danzan, susurran y se elevan a los retablos de la poesía. El elogio de los números es una propuesta audaz y refrescante en el panorama de la poesía dominicana.
Juan Carlos Mieses ha escrito versos que transforman lo abstracto en tangible, lo inanimado en vibrante. Su maestría reside en encontrar poesía donde otros solo ven dígitos.
En cada poema se percibe la madurez y el talento de un poeta superior que ha sabido hallar en un tema aparentemente árido una vena cargada de belleza y significado.
Lean sus páginas que llegan como un soplo de brisa fresca para enriquecer la poesía nacional con la armoniosa fusión del pensamiento y sensibilidad, y atrévanse a mirar a los números con nuevos ojos.
El elogio de los números, de Juan Carlos Mieses, les abrirá un portal hacia a un universo poético insospechado, donde la lógica se une a la emoción y la razón dialoga con la sensibilidad.
*Palabras expresadas por Emilia Pereyra en la presentación del libro El elogio de los números, de Juan Carlos Mieses, en la Fundación Corripio el 14 de mayo del 2025.