El embajador americano

El embajador americano

Hace bien el embajador de los Estados Unidos en el país, Hans Hertell, cuando, conforme reportes de prensa, fija la posición de su gobierno de cara a las venideras elecciones presidenciales: Que la administración Bush sólo está comprometida en apoyar un proceso transparente que permita a los dominicanos escoger de manera libérrima al gobernante de su preferencia.

Y es positiva la postura del señor embajador, sobre todo frente a rumores que indican una supuesta parcialización de la Casa Blanca a favor de determinados aspirantes presidenciales, lo cual, si fuera cierto, constituiría no sólo una injerencia en nuestros asuntos, sino también un error político grave.

Los EEUU conocen mejor que muchos la situación del país y para nadie es un secreto que su embajada en Santo Domingo realiza periódicamente encuestas de opinión para mantener el pulso, el sentir del pueblo, sobre sus gobernantes y sobre los potenciales candidatos presidenciales.

Es conocida, de otra parte, las estrechas relaciones personales del correcto embajador americano y el presidente Hipólito Mejía, pero ello no implica, necesariamente, parcialidad o favoritismo del enviado diplomático con el proyecto reeleccionista. Lo dejó claro Hertell: EEUU no respaldará a ninguno de los candidatos presidenciales dominicanos.

En el tiempo que lleva al frente de la misión diplomática norteamericana en el país, este caballero nacido en la vecina y hermana isla del Encanto, Puerto Rico, se ha sabido manejar con dignidad, prudencia, equidistancia y altura, como debe ser y como corresponde a una personalidad de sus elevadas funciones. Esa conducta, es reconocida por todos.

Las reuniones del embajador con dirigentes políticos dominicanos, demuestran una vez más su imparcialidad, ya que, conforme reportes de prensa, se ha invitado a la sede diplomática a representantes de las dos facciones reformistas, así como a los peledeístas al tiempo que se coordina un encuentro con las partes en pugna dentro del oficialista PRD. Todo ello, creemos, contribuye con la gobernabilidad, pues a nadie escapa el poder de los norteamericanos, en el país y el mundo.

El embajador Hertell, ayudado por su carácter afable, su personalidad disciplinada y su don de gente, cae bien en el país y hace su trabajo sin aparatosidad, con discreción y con inteligencia, lo cual ayuda a mejorar las relaciones tan estrechas que nos unen a los Estados Unidos de América. Ello se pone de manifiesto, con su seguridad de que su gobierno velará por la transparencia en los comicios del año próximo.

Esa transparencia, lo saben los EEUU, es vital para preservar la tranquilidad y la paz social en el país. Que se organicen elecciones libres y limpias, que gane quien obtenga más votos, que se respete la voluntad popular y se proclame sin dilación al presidente y vicepresidente electos, son imperativos históricos, pues ni a los americanos, ni a los dominicanos, ni al Caribe ni a la América Latina conviene un nuevo foco de perturbación, intranquilidad y disturbios en Santo Domingo.

Saludos, pues, la correcta posición del gobierno amigo de los Estados Unidos, expuesto por su distinguido y afable embajador, el señor Hans Hertell, a quien felicitamos por tan clara y transparente postura.

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