El embrujo de la corrupción

El embrujo de la corrupción

Es de conocimiento común que donde existe un verdadero Estado de derecho, es fácil y muy posible el descubrimiento y la persecución de los corruptos; sin embargo, en República Dominicana la dejadez en los gobiernos que hemos padecido, ha sido continua por la desaparición de esos fundamentos, es que actualmente el país está catalogado dentro del ámbito de las naciones más corruptas de América y el mundo.

Y esto es una simple observación hasta por los ciudadanos más humildes del país, porque es ostentosa la falta de libertad de información de esas lamentables prácticas, porque todo lo que hace el Gobierno es perder la función cauterizadora para desgraciadamente convertirse en un repugnante método de deslegitimación democrática, fomentando imágenes falsas de una corrupción galopante, ya completamente generalizada, porque todo cuanto se ha hecho hasta la fecha, es anteponer sus intereses electorales y económicos particulares a los de la ciudadanía, destruyendo a pasos agigantados nuestra vieja reputación de un país honesto y bien manejado, solo en busca del dinero fácil para sus compañeros de partidos con mínimas personas que han utilizado el banquete de los negocios ilegítimos, pues lo que viene ocurriendo cada día que pasa es la no defensa del interés general para poder llenarse los bolsillos por medio de contratas adjudicadas maliciosamente. Pues no hay peor corrupción que la eliminada legalizando su práctica, y a eso, ciertos jueces se han prestado sin sonrojo, aun hasta frente a evidencias palpables. Por eso en estos momentos la mayoría de nuestros ciudadanos piensan que la política no es un sinónimo de honradez y de bien común.

Por eso hay en los diarios y los programas de televisión y radio la sensación de que vivimos en una permanente tormenta, como si todo el pueblo estuviera en un bar, pasado de copa. Es que hemos llegado a una democracia portátil, televisiva ¡Quién o quienes nos sacarán de este laberinto!

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