El empate político
Si algo queda demostrado es la incapacidad de los tres partidos

<STRONG>El empate político<BR></STRONG>Si algo queda demostrado es la incapacidad de los tres partidos

Segundo Imbert Brugal
“Habemus presidente”. Y después de su elección retornan los decires sobre  los   abusos de poder y de la “necesidad” de concertación. En estos días, leemos sobre teorías en cuanto a la ilegitimidad del futuro gobierno.

A los muchos ciudadanos que  tratamos de  tener presente la historia, atender a los datos  socio-políticos y relacionar lo que hoy es con lo que ha sido, nos aterra el ver cómo los partidos y sus dirigentes pretenden teorizar, acusar y neutralizar opciones de progreso imputando al opositor tachas  que ellos mismos exhiben.

Si algo queda demostrado en más de cuatro décadas de democracia es la incapacidad contundente de los tres  partidos que nos han gobernado para producir un desarrollo institucional, económico y social.  ¡Fracaso rotundo! Todos (pues el breve mandato del profesor Juan Bosch se debe evaluar como un sueño inconcluso y no como un gobierno) tienen en sus culpas los mismos pecados. Los pecados que endilgan al contrario  en la oposición y cometen gustosos en el ejercicio del poder.

Quien no lo ha hecho a la salida lo ha hecho a la entrada.  Abuso de poder incluido. Unos más obvios y exagerados, como ha sido el caso del partido triunfante, y otros, gastando menos dinero, utilizaron el detalle barato de las banderas rojas en las puntas de los  fusiles.  El Doctor siempre defendía sus chelitos…

De la corrupción, ni que escribir ni que hablar: ha sido tanta que ya está aceptada e incorporada en nuestra cultura (solo un 7% de la población la ve como un problema, de acuerdo a las encuestas). Los estrategas de campaña usan el tema para  rellenar a manera de  globos de colores: animan mientras dura la fiesta y  luego pierden el aire o se revientan. En sentido estricto y con cifras comprobables- basta estudiar los datos sobre la realidad dominicana-, en incapacidad, trampa y corrupción hay un empate entre todos los partidos. “Jure et facto”.

Desde esta dramática realidad debemos de partir, y decirnos en voz alta, para que no se  olvide más: este gobierno es legítimo y aceptable, pues  el pueblo lo considero  el menos malo entre los malos.  No hemos servido  para nada; si no mejoramos, como ha sucedido siempre en la historia, la crisis arropará la democracia. Sabemos lo que hay que  cambiar  y debemos llevarlo a cabo entre todos. La oposición tiene que promover los cambios pero también tienen que concertar con el gobierno. Compleja sencillez… Es verdad. No tenemos cultura de concertación, ni de trabajo en equipo, ni lideres con proyectos nacionales a largo plazo. Pero debemos recordar, y me gusta recordarlo siempre, que los vikingos de antes son los escandinavos de hoy, que las salvajes tribus germanas son ahora la República Alemana. Que esos españoles bochinchosos, discutidores, franquistas y comunistas firmaron el Pacto de la Moncloa en 1977 y son hoy la séptima economía del mundo. Comencemos con este trágico “empate político”, a cero, y escapémonos del tercer mundo, del subdesarrollo. En otras palabras: del atraso.

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