El encanto del mueble colonial

El encanto del mueble colonial

El llamado mueble colonial toma su nombre de las colonias de emigrantes europeos que se trasladan a Asia. Allí con muy pocos recursos y basándose en su poca experiencia comienzan a fabricar sus propios muebles de forma absolutamente artesanal, aprovechando las valiosas maderas orientales. Son muchas las pequeñas fábricas que siguiendo la tradición de estos colonos realizan reproducciones de este estilo.

Es un tipo de mueble de alta calidad que se realiza en maderas nobles y macizas cuya elaboración y ensamblaje de las piezas es absolutamente artesanal. Las maderas más cotizadas son maderas orientales como la teca o el iroco, aunque es muy común en la fabricación actual, el uso de maderas más corrientes como el pino.

El aspecto rústico y la terminación desigual con fallos aparentes incluso mostrando defectos como apolillados que no son tales, es una constante en este tipo de muebles. En su acabado no tienen cabida ningún tipo de barnices, siendo habitual el uso de ceras, que aplicadas hasta en siete u ocho manos, le confieren ese color añejo tan característico de los muebles de este estilo.

Actualmente existen multitud de firmas que comercializan mobiliario basado en el más puro estilo colonial. Su mayor encanto reside en su capacidad de rescatar, en la medida de lo posible, el estilo propio de antiguas fincas y haciendas de la época colonial. Sólo investigando y recuperando pedazos de historia y siguiendo las pautas más artesanales de ensamblaje, es posible crear hoy en día muebles de belleza tan singular.

En las habitaciones

El sabor inconfundible de antaño se hace más palpable si cabe, en las estancias más íntimas de la casa. Cabeceras de bronce o forjados combinados con maderas macizas de pino, teca, u otras maderas tropicales sin barnizar. Las camas se visten con colchas y sábanas bordadas a mano. Como muebles auxiliares toman un gran protagonismo las hamacas y sillas de mimbre combinadas con forja o tejidas sobre estructura de madera maciza o combinadas con exquisitos forjados.

En zonas muy cálidas no debe faltar el ventilador en el techo, al margen de su indudable sentido práctico, dan una nota muy particular al ambiente. Lámparas que combinan de forma casi magistral el bronce y la cerámica son el complemento ideal para iluminar las estancias con sabor colonial.

Si el tamaño de la estancia lo permite, se puede colocar un palanganero o incluso un baúl para guardar la ropa de cama.

Preste especial atención a los textiles que utilice para decorar cada estancia. Cortinas de lino o algodón con trabajados encajes o sábanas y toallas exquisitamente bordadas deben ser una constante en la decoración de estilo colonial.

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