El engaño entre las complejidades del pensamiento de los dominicanos

El engaño entre las complejidades del pensamiento de los dominicanos

El Congreso sobre el estado de las Ciencias Sociales en la República Dominicana y en América Latina, celebrado en la Fundación Global el pasado mes de septiembre, fue un espacio muy importante donde se expresó el estado real de esta  ciencia y del pensamiento vinculado a ella con las mutaciones lógicas que genera el desarrollo económico, político  y social.

Así vimos cómo nuestros científicos lograron exponer  sobre la lógica de las ciencias sociales, las transformaciones de las estructuras sociales, nuevos horizontes de sentidos, el pensamiento social y político latinoamericano, la descolonización de América Latina y la “heterotopia” de una comunidad de destino solidaria, las instituciones sociales, culturales y políticas entre otros temas tratados por sociólogos locales y extranjeros.

Uno  que nos llamó la atención está referido a la complejidad del pensamiento, dado los nuevos temas y los nuevos objetos de estudios motivados por  la velocidad con que las nuevas tecnologías empujan la actividad humana.

En un congreso de esta envergadura no podía faltar  espacio para  asuntos como la bioética, la ingeniería  génica, la económica solidaria, los nuevos enfoques sobre la educación, género, salud, migraciones, la construcción de la realidad desde las ciencias sociales, entre otros temas relevantes.

Mientras nos nutríamos de todos estos nuevos y viejos conocimientos, el concepto de pensamiento complejo nos motivó a pensar en cómo hemos crecido dentro de una subcultura fundamentada en el engaño o la mentira.

Para  este análisis debemos partir de lo que implicó que por más de tres decenios los dominicanos no pudieran expresar libremente su pensamiento, que los pensantes debieron abandonar el país y que los que quedaron en la isla tuvieron que adaptarse a un sistema de mentiras para no perecer.

No está demás  recordar que cualquier asomo de expresión del pensamiento libre era aplastado, reprimido y apagado hasta con la muerte. Esto produjo dos tipos de mentiras: la del dictador que sostuvo sobre la base del engaño al sistema y la de las masas que mentían para poder sobrevivir al régimen.

Treinta años son suficientes para incorporar ideas  en el sistema cognitivo e ideológico, sean estas acertadas o erradas, la costumbre se convierte en ley y la mentira repetida y asumida como parte de la fuerza de la supervivencia conforma una conducta.

Esa conducta la reflejamos de tal manera que difícilmente la gente crea  en las instituciones públicas, principalmente porque se heredan desde Trujillo, las señales de complicidad, que por razones incomprensibles a veces asumen los gobernantes y que le han llegado  de algún modo a la población generando la crisis de credibilidad que nos afecta.

El Congreso sobre el estado de las Ciencias Sociales en la República Dominicana y en América Latina dejó muchas ideas y conceptos para ejercitar el pensamiento.

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