El enigma de Jan…

El enigma de Jan…

En décadas recientes varios historiadores especializados en la historia temprana de la ciudad de Nueva York han llamado la atención sobre un personaje, Juan o Jan Rodríguez, que se supone fue la primera persona no aborigen en residir en la isla de Manhattan, o sea el primer colonizador de la isla.

Y Juan o Jan Rodríguez es uno de nuestros ancestros dominicanos. Esto último se ha pasado por alto y ahora el Instituto de Estudios Dominicanos de la Universidad Municipal de Nueva York (CUNY-DSI) está dando pasos para enmendarlo.

Hasta donde se pensaba, ese Rodríguez, que era un  hombre libre y mulato o negro, era simplemente parte de la gran familia afroamericana. De esa manera y de acuerdo con la leyenda establecida, la llegada de Rodríguez al territorio de  Gotham , significó que no todos los negros fueron traídos como esclavos al vasto territorio de Estados Unidos y en particular a la hoy capital del mundo.

Siempre se ha escrito que los marinos y aventureros europeos (ingleses, holandeses, franceses) fueron los primeros en pisar tierra norteamericana. De hecho, Giovanni da Verrazano y Henry Hudson bordearon las costas e incluso, en el caso de Hudson, navegaron por el río  que hoy lleva su nombre (aborígenes de la tribu llamado Munsee “se colocaron en la costa y se acercaron en sus canoas para mirarles”) . En el caso de Verrazano, “se produjo una tormenta y él y su tripulación no desembarcaron, sino que retornaron a alta mar”.  De manera que sólo Rodríguez, quien efectivamente bajó a tierra y vivió allí al menos varios meses, ha tenido derecho al reconocimiento de ser el primero en residir en el lugar.

Hasta donde se sabe, Jan/Juan Rodríguez era natural de “Santo Domingo, actualmente República Dominicana” pero en buena medida ha sido “recuperado” solamente por el estamento intelectual y cívico afroamericano porque los textos conocidos indican que era mulato. Incluso en una de esas fuentes, uno de los marinos holandeses con quienes entró en contradicción, le llama “negro sinvergüenza” . Ambas caracterizaciones no dejan duda de la calidad racial de Rodríguez, pero no para todo el mundo parece estar claro su origen, pese a las repetidas aseveraciones de autores que conocen los archivos holandeses de la época, de que Rodríguez provenía de Santo Domingo.

La gran interrogante, por el momento, es de saber cómo este “hombre libre” (así se presentó Rodríguez al capitán holandés que le contrató) entró en contacto con esos navegantes. A los especialistas, particularmente al CUNY-DSI, le está tocando la tarea de llenar los vacíos en la biografía del que puede haber sido, además del primer no-aborigen, el primer dominicano en avecindarse en lo que es hoy Manhattan.

No menos interesante es que el más autorizado de los autores sobre el tema, ofrece una narrativa bastante completa acerca de la participación de Rodríguez en el proceso de llegada y desembarco de la nave holandesa en la que trabajaba.  Pero todavía más interesante es que Rodríguez ayudó a sus patrones holandeses “a hacer negocios con los indios”. 

Frente a esta aseveración surge la interrogante de si el marino dominicano hablaba el idioma de esas tribus, era hombre de muchas habilidades o, hasta podría ser que aceptara hacer de intermediario pese a los riesgos en que incurría para ganar meritos profesionales. Ni siquiera se puede descartar que Rodríguez alegara conocer la lengua de esos aborígenes, conocidos como Munsee, (Cantwell y diZerga afirman que en realidad eran los Delaware aunque su dialecto era el Munsee) .

Una aseveración terminante en torno al papel jugado por Rodríguez es que “En 1613, ha sido expresamente aclarado que ningún otro miembro de la tripulación de Mossel (primer patrón del marino dominicano) permaneció en el área de Hudson”.  Esto es confirmado en documentos encontrados en los Archivos de la ciudad de Ámsterdam, donde se afirma “Finalmente ellos declararon (se refiere a los marineros holandeses que tenían un litigio con Mossel, quien capitaneaba el barco en que Rodríguez llegó a Nueva York) que cuando el denominado Mossel salió del río con su barco, un mulato nacido en Santo Domingo, que había llegado allí en el barco del denominado Mossel, se quedó en esas costas”. 

Rodríguez era un hombre de decisiones fuertes, lo que se desprende del siguiente testimonio de las mismas personas que afirmaron que “la tripulación de los demandantes quiso matarle (a Rodríguez) cuando éste declaró que no vendría para este país (Holanda) y que saltaría por la borda si no le dejaban irse”. 

De cualquier manera Rodríguez, que se vió envuelto en las disputas entre dos capitanes holandeses por haber trabajado para ambos, no salió ileso del conflicto. Así, según los documentos, el marino dominicano fue atacado por cuatro miembros de la nave rival, quienes “le quitaron su mosquete, le lanzaron al agua y le arrestaron”. Luego dicen que Rodríguez “desarmó a uno de sus captores y estos saltaron al agua para agarrarle y atraparon al nombrado Rodríguez, quien resultó herido”. 

En resumidas cuentas, hasta el momento sabemos que nuestro héroe nació en Santo Domingo, que era mulato o negro, que era bastante rebelde y no temía a los blancos holandeses, que sin duda era un tipo hábil y que resultó herido.  (Y según datos compilados por E. Rodríguez Demorizi sobre los residentes en La Española en la época que nos interesa, había un “Juan Rodríguez, piloto de barco” en 1586 en Santo Domingo, y hubo sobre todo un Juan Rodríguez arrestado en las Devastaciones de 1606 por contrabandear con holandeses.)   Ya más luego se pierde un poco el rastro de Jan/Juan Rodríguez.

A la luz de lo que se sabe del personaje y de lo que produzcan las investigaciones que lleva a cabo el CUNY-DSI, sin duda alguna que Jan/Juan Rodríguez, debe merecer el gran reconocimiento de toda la comunidad dominicana repartida en nuestro país y por el mundo, por su condición de pionero de lo que ha sido la constante migratoria de nuestro pueblo.

En síntesis

Dominicanos en NY

De ser confirmada esta noticia, se demostraría que nuestra relación, con la segunda capital del país, como le llaman a New York, inició hace muchos años y que los que se fueron después solo siguieron el rastro de Jan Rodríguez, primer hombre no aborígen en “quedarse” en ese lugar  llamada  Gotham por el escritor Washington Irwing.

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