El Escogido al bate

El Escogido al bate

Permítanme disfrazarme de cronista deportivo por breve instante. Si rebuscan en mis viejos escritos observarán que me confesaba escogidista desde mi nacimiento. Bueno, en realidad desde un poco después. Mas no puedo darme el lujo de abstenerme de plagiar la frase de cibaeños y liceístas. A los Leones del Escogido, como podemos contemplar, les faltaba dueño.

Tal vez quedemos en el sótano también este año. Lo dudo, empero. En anteriores  temporadas de pelota, a estas alturas del campeonato el equipo rojo andaba en los últimos puestos. En momentos en que pergeñamos estas líneas estamos en cómodo segundo lugar. Los leones se encuentran a un juego de los Toros de La Romana que encabezan la batalla y con juego y medio de ventaja sobre los Tigres del Licey.

No soy fanático. Pero añoraba la época en que este equipo daba batallas campales por la corona del campeonato de pelota. Recuerdo los días del estadio de la Normal, como popularmente se denominaba el construido junto al hoy Liceo Juan Pablo Duarte. Y por supuesto, los juegos del estadio Presidente Trujillo, rebautizado como Quisqueya desde 1961 y que hoy lleva el nombre de Juan Marichal.

Precisamente fue Marichal de los peloteros que dieron lustre y prez al equipo. Antes que esa hornada que encabezaron Felipe y Mateo Alou Rojas y de la que formó parte Osvaldo Virgil, tuvimos jugadores como Willard Brown. Era el contrario de Alonso Perry, el recordado bateador de los Tigres del Licey. Perry era más certero y oportuno, pues a Brown le daba con no batear cuando tenía tres hombres en base. Aún con este defecto, los escogidistas lo aplaudimos a rabiar. Aunque le deseábamos la muerte, frito en aceite de alquitrán, de manera alternativa.

Cuando en los corrillos amistosos se discutía de pelota, evocaba aquellos tiempos de don Francisco Martínez Alba. Mis amigos me aseguraban que él compraba los campeonatos porque era cuñado de Rafael L. Trujillo. Nunca discutí tal aseveración pues era muy niño para conocer de esos asuntos. Pero me refocilaba pensando que, comprados o no los campeonatos, los Alou daban muchos batazos, Marichal ganaba muchos juegos y los Leones eran coronados campeones.

Si continuamos dando la batalla, es posible que ganemos el campeonato. Y esta vez no podrán decirme que el Escogido compró el campeonato. Porque ahora vivimos en tiempos de plena libertad política. Tanta que podemos tomar recursos del Banco Nacional de la Construcción y Fomento de la Producción, y otros recursos prestados, para hacer locuras alrededor del Estado Juan Marichal. Porque para eso tenemos libertad: para dispendiar los fondos públicos y el futuro del pueblo.

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