El espasmo del sollozo

El espasmo del sollozo

Seguro ha escuchado sobre alguno de esos niños que en sus rabietas aguantan la respiración, a tal punto que pierden el conocimiento. Quienes conocen estos casos pueden asegurar que se trata de un simple berrinche, pero según especialistas, en la mayoría de los casos no se trata de algo intencional. Va más allá de una simple malcriadeza y es denominado por los médicos como espasmo del sollozo.

La pediatra Deysi Ciprian, del Centro de Otorrinolaringología y Especialidades, explica que el espasmo del sollozo es un episodio que se da súbitamente en un bajo porcentaje de niños sanos (de un 5 a un 7%). Se caracteriza principalmente por una pérdida de la respiración transitoria, otros síntomas hacen que se dividan en dos tipos: cianóticos y pálidos.

En los espasmos del sollozo cianóticos la cara del niño se pone azul. Según especialistas, por lo general son consecuencias de un momento desagradable, en los que el niño ha sido reprendido o no ha recibido lo que quiere. Los padres podrían darse cuenta fácilmente de cuando está a punto de iniciar una de estas crisis, porque la cara del niño se iría poniendo azulada poco a poco.

En los espasmos del sollozo pálidos la cara más bien se ve pálida, y son menos previsibles. Suelen ocurrir luego de un sobresalto, como una respuesta inmediata. En ambos casos el niño puede perder el conocimiento por un breve tiempo (quizás un minuto) e incluso puede llegar a tener convulsiones.

Afortunadamente, ninguno de estos eventos representa una amenaza seria para la salud. “Aunque puede ser inquietante para los que lo presencien, los espasmos del sollozo no son perjudiciales y no representan riegos serios para la salud.

Un espasmo puede durar apenas unos segundos hasta que el niño recupera la conciencia y su respiración normal”, asegura Ciprián.

La pediatra señala que las causas más comunes son el dolor, la sorpresa o la frustración al no cumplirle al niño un capricho. Es más frecuente verlos en los de  edades entre  2 y 3 años, aunque suelen presentarse desde los seis meses y hasta los seis años.

El portal KidsHealth.org asegura que este espasmo puede ser provocado por “un trastorno convulsivo, arritmia cardíaca o una anemia por deficiencia de hierro”. Sin embargo, Ciprián descarta esta posibilidad al aclarar que “no es una enfermedad orgánica del sistema nervioso. Tampoco es una manifestación de ninguna enfermedad psiquiátrica ni significa que el niño tenga trauma psíquico”.

¿Cómo manejarlos?  “Pueden evitarse  educando al niño para que no se provoque otro espasmo, no ceder ante las rabietas y el comportamiento obstinado y mantener un equilibrio emocional. Es importante proporcionar a su hijo un ambiente seguro hasta que supere los espasmos”, recomienda Ciprián.

Cuando los espasmos se presenten, lo mejor es no intentar detenerlos. La recomendación  es colocarlo de lado y alejarse  sin perderlo de vista, para hacerle creer que no se le está prestando atención a lo que pasa. Luego de que haya pasado todo, los padres deberán acudir al niño y pedirle que no vuelva a hacer rabietas. Esto para evitar que ellos puedan aprender a manipular con estos eventos.

Si el niño tiene algún objeto en la boca cuando suceda el espasmo, retírelo. Recuerde que no se trata de epilepsia y va a pasar.

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