Un espasmo muscular es una contracción involuntaria de un músculo o grupo de músculos, explica Luis Manuel Ortega, neurólogo de la Clínica Gómez Patiño.
Ortega señala que el tipo de espasmo más común el denominado calambre. El cual, puede producirse en algunas partes del cuerpo, pero principalmente en las piernas.
Generalmente pueden ser muy dolorosos y se rompen (alivian) estirando el músculo, asegura el experto.
Luis Manuel señala que los calambres pueden producirse cuando se está descansando y que ocurren, mayormente, en las personas que durante el día han pasado mucho tiempo de pie o han tomado poca agua.
También son frecuentes en las mujeres embarazadas, principalmente durante el último trimestre de gestación, así como en algunos pacientes que tienen enfermedad de los nervios periféricos.
Según el médico, puede darse el caso de quienes sufran algún trauma (al realizar algún ejercicio), un problema metabólico o infeccioso; los nervios periféricos se enferman y pueden provocar calambres o un espasmo muscular doloroso.
Los músculos y los nervios están íntimamente ligados, porque a cada músculo van una o varias ramitas de nervios, que son las que los estimulan, pues el cerebro le dice a la mano: ¡muévete! y esa orden viaja a través de los nervios, explica Ortega.
Esa unión del nervio y músculo es llamada placa motora.
Otros tipos. También existen otros tipos de espasmos, como la tortícolis, una contracciones muscular prolongada en que los músculos del cuello se contraen involuntariamente y hacen que la persona tenga que inclinar la cabeza. Es normal que aparezca en personas que duermen en una mala postura.
Otros menos comunes son los espasmos faciales (boca, párpados…); los calambres del escritor (cuando se dura mucho tiempo escribiendo); el denominado síndrome del hombre rígido, y los espasmos infantiles, relacionados con trastornos psiquiátricos, a los cuales se debe tratar con mayor cuidado.
Una simple molestia
El neurólogo Manuel Ortega señala que los calambres, aunque son molestos, no presentan peligro alguno. Los únicos casos que llegan a la consulta son los denominados espasmos reflejos.
Cuando una persona sufre una lesión de un músculo o el tendón de ese músculo, viene un proceso inflamatorio y se torna doloroso, señala el especialista. Este puede ser provocado por problemas traumáticos, y la mayoría son tratables con medicamentos o con procedimientos quirúrgicos.