El espejismo de las multitudes

El espejismo de las multitudes

Los políticos por regla general son muy impresionables y por tanto suelen ser proclives a equivocarse en sus pronunciamientos, hasta llegar a creerse el número de personas, que sus acólitos les dicen que asistieron al mitin o concentración y para colmo, hasta creer en los montajes fotográficos que suelen presentarles las turbas de adulones que los accedían cotidianamente. Parece que no se dan cuenta que son genuinos espejismos, son simples patinazos que dan en el espectro político, así cuando hablan de la privatizadora, pero no ha existido control y las empresas han pasado a las manos de los amigos del sector privado sin peaje, ni siquiera se les ha exigido una rápida liberación que beneficie a toda la sociedad.

Pero, además tampoco, se ha hecho como hizo Blair en Inglaterra, que impuso un incremento de impuestos a esas empresas o sociedades durante algunos años para crear un fondo para financiar la creación de nuevos empleos para los jóvenes que anualmente entran a formar parte del mercado laboral.

El problema de ciertos políticos y partidos es que no tienen imaginación para diseñar nuevas estructuras políticas, que permitan dar cabida y la vez acomodar las diversas aspiraciones del sector mayoritario del pueblo marginado.

Mientras no se produzca un diálogo entre todas las fuerzas políticas, que sea sincero, diáfano, constructivo, real y práctico, nuestro país no progresará y que, las negociaciones, incluyan a todas las partes, y que este último actúe como coordinador, desprendiéndose de su investidura partidaria. Aquellos partidos que viven aferrados a obsoletos conceptos, serán desplazados por la juventud emergente, la única que puede darnos paz, tranquilidad y honestidad y buscar un modelo político para nuestra dividida sociedad. El pueblo, que es quien ostenta la soberanía, tiene que elegir a aquellos ciudadanos que mejor lo comprenda, porque habla su  lenguaje y procede de sus entrañas; por eso los dirigentes de masa tienen que estar conscientes que en el debate político, cada fuerza trata de mostrar las debilidades del otro; desde luego siempre que se actúe dentro de la decencia y el respeto mutuo. Sólo se podrá conseguir poner en práctica estos principios cuando gobierne el Partido de V República.

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