El esplendor de las pellizas

El esplendor de las pellizas

Atrapadas en la memoria de quienes las vieron utilizarse en distintos rincones de su casa en el campo, las pellizas son un recuerdo de la niñez. Para otros, son una de las más llamativas estampas de la carretera camino al Cibao.

De uso originalmente rural, las pellizas eran las rudimentarias alfombras de las casas de campo, elaboradas de manera artesanal para decorar la entrada, dar más lucidez y comodidad a las mecedoras y  muebles “de palito”, así como en las monturas de caballo.

  Más adelante se las vería en el interior de los vehículos, pero siempre asociada a esas costumbres folclóricas de nuestro país, en su base de saco viejo y salpicadas de todos los colores posibles.

  Y a ellas, tan populares, también les llegó el tiempo de su “crossover”, pasando de sus pintorescos escenarios de siempre a ser parte de ambientes muy contemporáneos.

Un cambio de escenario que coloca a las pellizas en espacios tan glamorosos e importantes como el de una boda al tiempo que las incorpora como una innovación decorativa para hogares, oficinas y estudios de televisión.

 Decorativas y funcionales.  Según explica la diseñadora de interiores Paola Alvarado, las pellizas comenzaron a tomar auge en la decoración de interiores cuando comenzaron a diseñarse lisas y con tonos modernos, además de las ventajas que representa en comparación con otras alfombras.

“Las pellizas  presentan una infinidad de colores y combinaciones que pueden utilizarse en distintas áreas. Además de su fácil limpieza, al ser de tela es de fácil lavado. El bajo costo es otra de las razones por lo cual estas alfombras entraron al uso cotidiano. Comprar una alfombra en el mercado te podría costar entre 10,000 y 20,000 pesos, mientras  una alfombra pelliza cuesta de 1,200 a 2,500 pesos”, dice Alvarado.

El uso de las pellizas es muy diverso. La decoradora Maripily López, de Mary Pil Event Studio Wedding Planner, asegura que pueden ser usadas tanto de alfombras como de tapices para recubrir paredes   y  cojines.

“Son un complemento perfecto para agregar color a la decoración o solamente para acentuar  cualquier ambiente. Desde hace unos años  ya son usadas en los eventos, para nosotros ha sido un elemento divertido”, señala López.

Para todos los espacios

Las pellizas aportan calidez e intimidad, indica la decoradora Paola Alvarado. “En la sala debe colocarse de manera que cubra la mayor parte del área y que estén un poco pisadas por los muebles. En las habitaciones usualmente se coloca delante de la cama o en ambos laterales”, recomienda.

Arte autóctono

Las pellizas son un ejemplo de cómo la artesanía local puede lucirse en grande, aún en los escenarios más modernos. “Son una  muestra de que nuestros artesanos sienten un profundo valor por los colores, texturas y formas, lo que hace de ellas el complemento de cualquier espacio de vanguardia”, asegura la diseñadora de interiores Raquel Fiallo, de Idesign Studio.

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