El Estado Islámico: raíces y consecuencias

El Estado Islámico: raíces y consecuencias

Parte II
En esta nueva entrega describimos cómo sucumbió el Imperio Otomano, así como lo acontecido, luego de su caída, hasta el 2001.

Para los otomanos, solo la religión era más fundamental que la fidelidad al Sultán. Aunque practicaban una gran tolerancia religiosa, la mayoría de aquellos eran musulmanes, por nacimiento o por conversión y solo la Iglesia Católica Romana era totalmente discriminada. El islam estaba protegido por la Sharía, ley islámica sagrada, que, de hecho, limitaba el absolutismo sultánico. El Corán establecía que ellos tenían el derecho sagrado de extender el territorio musulmán por tierras no musulmanas.

El comercio era extremadamente importante. La conquista de los Balcanes, entre los siglos XV y XVI, había abierto una oportunidad para la importación de productos de Europa. El mayor centro de seda era Bursa y con el crecimiento de la demanda de alfombras, el comercio floreció por todo el Imperio. A pesar de estar el Imperio en la cima de su triunfo artístico y militar, los crujidos de su ocaso empezaban a manifestarse.

El influjo de la plata española proveniente del Nuevo Mundo tuvo un efecto de inflación que arruinó toda la estructura gubernamental. La moneda empezó a depreciarse y la economía colapsó. El Imperio estaba perdiendo gran cantidad de detalles que lo hacían único y aparentemente invulnerable. A medida que unas generaciones daban paso a otras, los elementos de la estructura clásica se iban disipando, se perdieron y olvidaron, y al final solo quedaba la memoria de lo que ellos creían que eran.

Durante los siglos XIX y XX, los países europeos occidentales empezaron a desarrollarse industrialmente, pero los otomanos se quedaron rezagados por no hacerlo en la misma proporción. Comenzaron a importar productos manufacturados de Europa y su producción iba en declive. Con el paso del tiempo, Europa conseguía más poder. Conquistaban las tierras que otrora les habían arrebatado y para finales del siglo XIX, todo esto desenlazó en disputas, en especial por los Balcanes, y en las cuales Turquía se vio involucrada.

Al aliarse con Alemania durante la Primera Guerra Mundial, se produjo su definitivo derrumbamiento. Después de haber perdido todas las tierras, se desplazaron a la península de Anatolia.
El 16 de mayo de 1916, había sido refrendado el acuerdo Sykes-Picot, un concierto secreto entre Gran Bretaña y Francia para dividirse los departamentos del Medio Oriente en caso de obtener la victoria sobre las Potencias Centrales (Imperio Alemán y Austrohúngaro); Rusia e Italia habían mostrado beneplácito a aquello.

Sin embargo, estos planes se vieron frustrados en Turquía al surgir la figura de Mustafa Kemal Ataturk para dirigir la Guerra de Liberación e independizar a este país. Era 1923 y sobre las cenizas de uno de los más grandes imperios de la historia, nace la República de Turquía y con ella Siria, Irak, Líbano, Palestina y Transjordania.

A pesar de esto, en general, el tratado fue implementado en los términos para los que fue concebido; Gran Bretaña gobernó Irak a través de una élite sunita, mientras que las minorías de Francia tomaron Siria, quedando reunidos en un mismo territorio los sunitas (63.8%), los chiitas (6.1%), drusos (2.7%), judíos (12.65%), kurdos (7%) y cristianos (5%). En palabras de Alejandro Motta, catedrático de la Universidad Panamericana, esto fue “una expresión macabra” que mezcló religiones y políticas, y que ha promovido el terrorismo. No obstante, por un tiempo se respiró estabilidad gracias a los regímenes autocráticos apoyados por las potencias mundiales.

A través de la Declaración Balfour, el Reino Unido se declaró favorable a la creación de una nación judía en Palestina. Los árabes de la región no estuvieron de acuerdo y desde 1920 se estima que el conflicto árabe-israelí ha cobrado 52,320 vidas con un coste de unos 12 mil millones de dólares.
En el próximo artículo expondremos las causas y consecuencias de la intervención de la OTAN en 2001 en Afganistán e Irak, y profundizaremos en la explicación del nuevo califato: el Estado Islámico, que ha sembrado terror desde el 2013.

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