La Región Este reúne la mayor y mejor oferta turística del país. El esplendor de sus playas de arena blanca es un atractivo inigualable. Además, esa oferta turística es la que más crece, la que atrae más inversionistas extranjeros. La hotelería desarrollada en esta región demanda un gran proporción de la producción agropecuaria del país, dándole dinamismo a otras regiones. Todas esas características obligan a contar con una infraestructura de servicios adecuada, que facilite el transporte, el comercio y servicios primarios como suministro de agua potable, salud, educación, suministro energético y comunicaciones.
Por esas virtudes, ha hecho bien el Presidente Leonel Fernández en prometer que serán atendidas las necesidades que en diversas materias le han planteado representantes de sectores de Higüey, una de las provincias más pujantes de la región y que alberga el más grande polo turístico del país. En ese contexto sería importante que el Presidente disponga la continuación de las gestiones de financiamiento para varios acueductos en construcción, entre los que está el de Higüey, detenidas por instrucciones de la dirección de Inapa. Solo haría falta establecer un orden de prioridades para el desarrollo de las obras que requiere la región Este. La infraestructura de servicios de esa parte del país debe recobrar la funcionalidad perdida.
Guantánamo es una buena señal
Una de las primeras decisiones que adoptó el presidente Barack Obama fue disponer la suspensión de los juicios que se llevan a cabo en la base naval de Guantánamo, como preámbulo al cierre definitivo, en un plazo de dos años, del centro de detenciones que opera Estados Unidos en ese enclave. A eso se agrega el establecimiento de regulaciones y normas sobre las detenciones de personas practicadas por la Agencia Central de Inteligencia.
Con esta decisión parece llegado el final de uno de los símbolos de ignominia más groseros de los Estados Unidos en el exterior, donde jueces militares practican juicios al margen de la justicia, donde la tortura es una forma habitual de arrancar confesiones o doblegar voluntades. Es una buena señal porque si hacia lo interno de su régimen el Presidente Obama procura transparencia, ética y justicia, hacia lo externo ese mensaje deberá tener efectos allí donde anidan la intolerancia y el abuso.